Huertos urbanos y recoletos jardines
La actriz, firme partidaria de la peatonalización del centro, echa de menos lugares para el baile
1. El Teatro María Guerrero. Es, sin duda, mi sitio favorito de Madrid. Tengo recuerdos maravillosos de compañeros, de momentos importantísimos en mi vida. He vivido amores, el éxito de Alfredo [Sanzol] y nuestra compañía. La primera función que hice aquí fue Cara de plata, en la que salía desnuda en el escenario. A raíz de esa función, un matrimonio me escribió una carta dándome las gracias por la interpretación y el desnudo “tan bonito”, decían. Es el teatro perfecto tanto para los actores como para los espectadores. Todos los días cuando entro aquí saludo a María Guerrero, que está claro que sigue cuidando de este espacio. (Tamayo y Baus, 4).
2. El Museo del Ferrocarril. Lo conocí tras el nacimiento de mi hijo, Juan, y vamos mucho. Es como estar en un gran decorado. Me fascinan las maquetas, está todo cuidadísimo. Aquí instalan el Mercado de Motores, que es una delicia, de aquí también sale el Tren de la Fresa, que te traslada a Aranjuez de excursión. Es uno de los lugares mágicos de la ciudad y algo desconocido. Para ir con niños es estupendo. (Paseo de las Delicias, 61).
3. Esta es una plaza. Era un antiguo solar abandonado que ha sido recuperado por un colectivo de vecinos del barrio de Lavapiés. Tienen un huerto urbano, hacen teatro y otro tipo de actividades. Tienen una choza con juguetes para los niños. Hay columpio en el árbol, casa en el árbol. Es un espacio para todos, cuidado por los vecinos. Me parece una iniciativa importantísima y más en un lugar como Madrid, que más que una sola ciudad parecen muchas ciudades juntas y diferentes. (Doctor Fourquet, 24).
4. El Matadero. Un lugar donde corría la sangre de los animales y se ha convertido en algo tan creativo. Supone también la recuperación de un espacio insólito para los ciudadanos, donde generar actividades culturales. No solo las dos salas de teatro son maravillosas, también las dos cafeterías, las salas de exposiciones, esa enorme plaza. Echo mucho de menos lugares donde poder bailar con música en directo y el Matadero podría ser perfecto. El baile activa mucho la alegría de una ciudad. (Paseo de la Chopera, 14).
5. El Campo del Moro. Cuando necesito estar sola me dirijo a este jardín precioso. Busco tranquilidad y soledad, un banco para leer. Hay muy poca gente y tiene rincones muy románticos. Es un buen sitio para recuperar el aire y las vistas otoñales. (Paseo Virgen del Puerto, s/n).
6. El Jardín del Príncipe de Anglona. Un lugar pequeño y recoleto. Cuando paseo por La Latina, no perdono acercarme allí para sentarme un ratito. Es el jardín perfecto, de dimensiones perfectas, con ese templete en el centro. Te transporta claramente a otra época. (Plaza de la Paja)
7. O’curruncho. No suelo salir mucho a comer porque mi chico cocina estupendamente y en mi casa se come divinamente, pero me gusta mucho este restaurante gallego pequeñito que conocí gracias a una amiga. Chus y Roberto te hacen sentir como si estuvieras en el salón de tu casa. No perdono el pulpo a la brasa y las filloas. (Fomento,19).
8. La azotea de The Hat. Es la mejor azotea de Madrid. No es una terraza de copas caras, es un sitio muy agradable para tomar una cerveza o un té al atardecer. Tiene una parte acristalada con chimenea y otra al aire libre, desde donde se disfruta de las hermosas vistas de las azoteas del Madrid de los Austrias. Es un sitio muy apetecible para ir después de los ensayos. (Imperial, 9).
9. El Museo del Prado. Me gusta mucho ir con mi madre que es pintora. Cuando voy, siempre tengo que pasar a ver El descendimiento de la cruz, de Van der Weyden. Me encanta ese cuadro desde pequeña, me impresionan los colores que tiene, el movimiento y la expresividad. En cuanto entro en la sala donde está colgado, mis ojos no pueden dejar de mirarlo. (Paseo del Prado)
10. La Gran Vía. Es mi calle favorita, maravillosa, pero no se puede disfrutar porque pasear por ella supone un gran estrés. No solo soy partidaria de peatonalizar la Gran Vía, sino de todo el centro. Desde aquí te puedes acercar al barrio de Las Letras o a Malasaña donde parece que estás en un pueblo. Eso sí, que lo peatonalicen y lo limpien. Las ciudades son para la gente, no para los coches.
Siempre sobre el escenario
Lucía Quintana (Valladolid, 1975) ha cumplido este pasado mes de octubre treinta años sobre los escenarios. Es uno de los rostros indispensables del teatro en España. Hoy estrena en el Teatro María Guerrero Jardiel, un escritor de ida y vuelta, bajo la dirección de Ernesto Caballero. Es su séptimo montaje con el Centro Dramático Naciona y el quinto en el María Guerrero.
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