Arranca la pugna por el poder en la mayor agrupación local del PP gallego

La concurrencia de tres aspirantes para ocupar la presidencia del PP en Vigo ha desatado un escenario insólito en el seno interno de la mayor agrupación del partido en Galicia, que cuenta en sus filas con más de 5.000 afiliados.

Dos nuevos candidatos se han ido sumando en los últimos días al proceso electoral más ácido en la historia de la formación, el exconselleiro Javier Guerra y la presidenta del Sepes (entidad estatal del suelo), Lucía Molares, que irrumpió a última hora y por sorpresa. Ambos rivalizan con la también exconselleira y actual concejala en el Ayuntamiento de la mayor ciudad de Galicia, Elena Muñoz, que fue la apuesta del presidente Alberto Núñez Feijóo para ocupar la alcaldía de Vigo en las municipales de 2015 con unos pésimos resultados.

Un triunvirato que, a pesar del proyecto de unidad interna que cada uno de los aspirantes viene proclamando públicamente, ha tensado todavía más la división entre la militancia surgida, precisamente, a raíz de los malos resultados que obtuvo la formación en las pasadas elecciones municipales con Muñoz a la cabeza.

Con el futuro del partido local a expensas del resultado del congreso que se celebrará el próximo 17 de diciembre, este fin de semana acabó el plazo para que los candidatos mostraran sus apoyos y ahora se preparan para buscar los avales. Con unos resultados que muestran la superioridad de Elena Muñoz frente a sus contrincantes, la candidata del sector oficialista logró 600 apoyos, frente a los 201 de Molares y los 108 de Javier Guerra.

Elena Muñoz cuenta con el respaldo del aparato del partido en Vigo para dirigir esta nueva etapa y ocupar la presidencia que ostenta José Manuel Figueroa desde 2011, aunque en los dos últimos años lo ha hecho de forma interina.

Javier Guerra representa la facción crítica en el seno de la formación y ha llegado a cuestionar la convocatoria del congreso porque considera que no se está garantizando la neutralidad del proceso, por lo que ponen en duda la imparcialidad del propio Figueroa por defender a Elena Muñoz.

Lucía Molares, la última en llegar, aglutina el llamado grupo de consenso y se presenta como la opción moderada entre sus dos rivales políticos, decidida a contentar a los dos bandos con la mirada puesta en las elecciones de 2019.

Los equipos de los tres aspirantes han peleado voto a voto el apoyo de la militancia como nunca se había visto en la ciudad olívica. Los tres coinciden en su discurso en que hay que motivar al electorado, conscientes del riesgo de que pueda haber un mayor trasvase del votante conservador por efectos del contrapeso de un PSOE cada vez más fuerte, vertebrado en torno al alcalde Abel Caballero.

La campaña se desarrollará entre el 21 de noviembre y el 11 de diciembre y en sus preámbulos no han faltado los ataques entre los tres rivales dirigidos, sobre todo, al perfil político del contrincante. Hasta el sábado 19 de noviembre, los precandidatos podrán hacer campaña para convertirse en aspirantes a la presidencia de la formación conservadora, y para ello, necesitarán el aval de al menos 200 afiliados. Todos los militantes serán compromisarios, es decir, cada afiliado dispondrá de un voto para elegir al nuevo líder.