“Las obras de les Glòries han arruinado mi negocio”

“Las obras del túnel de la plaza de las Glòries han aislado nuestro negocio, ya nadie nos ve, y si seguimos así nos sepultará en la miseria. Acabaremos cerrando”, lamentaba ayer la dependienta de Cachito una tienda que vende ropa de segunda mano situada en la confluencia de la Gran Via y la calle de los Castillejos. La tendera y su hermana abrieron el negocio en noviembre de 2014. “Al principio iba muy bien”, cuatro meses después comenzaron las obras. “Hicieron obras delante de la tienda y desapareció el paso de cebra que cruzaba la Gran Vía y por el que paseaba la gente al Eixample y al Clot”, explica. Los obreros comenzaron el túnel debería estar acabado en mayo pero las dificultades técnicas que se han encontrado obliga a alargar la fecha hasta finales de 2018. Un vecino del número 168 de la calle Castillejos denuncia: “Es inhumano el ruido y el polvo. A las 6.00 de la madrugada comienzan las máquinas a trabajar incluso los fines de semana. Mis vecinos no han aguantado más y han abandonado el edificio”.

“Es el polvo, el ruido el estrés y ya debe ser la tercera vez que veo como hay obras en la plaza de las Glòries”, denuncia una vecina que no se acostumbra a los meses de molestias.

Miquel Catasús, de la Asociación de Vecinos del Clot-Camp de l’Arpa, lamenta: “No tiene ninguna lógica que se alargue 18 meses la obra. La plaza de les Glòries es un bien de toda la ciudad y hay un compromiso político con esta zona de Barcelona”. Catasús sospecha que “el gobierno intenta diluir las inversiones en el tiempo sin que haya ninguna necesidad de ello. El túnel tiene dos fases, una no ha empezado, y lo que no permitiremos es que intenten colarnos una suma de retrasos”, denuncia.

Jaume Badenes de la Asociación de vecinos de Poblenou advierte que “ahora nos preocupa que haya retrasos en el parque de la plaza”. Badenes asegura que se ha solicitado una reunión con los representantes políticos “para que se reafirmen en su compromiso con la plaza y el barrio”.

El quiosquero de Castillejos está desesperado: “Me han cambiado el quiosco durante varios meses de sitio y mis clientes no sabían donde encontrarme”.

En el barrio del Clot, un dependiente de la tienda de electrodomésticos Peinado de la calle Escultors Claperós se hermana con las quejas de los comercios del otro lado de la plaza: “Los vecinos se han acostumbrado a ir por otras calles cuando esta avenida era un lugar por donde paseaban decenas de personas”.