Colau llevaba en su programa las exigencias de la CUP
El desacuerdo entre la CUP y el gobierno de la alcaldesa de Barcelona impidió el lunes aprobar la modificación presupuestaria
El desacuerdo entre la CUP y el gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, impidió el lunes aprobar la modificación presupuestaria. Pero las formaciones no están lejos en sus planteamientos, como admitió el portavoz del Gobierno, Gerardo Pisarello. El programa electoral de Barcelona en comú promete la mayoría de las exigencias que ahora han puesto sobre la mesa los tres concejales de la CUP. La discrepancia está “en los detalles de la implementación”, recuerdan fuentes municipales. Ayer volvieron a reunirse.
Puntos como la disolución de los antidisturbios de la Guardia Urbana, la creación de tarifas sociales del transporte público, la realización de censos de pisos vacíos, medidas contra la pobreza energética, más recursos para las personas sin hogar, o recuperar la gestión pública de servicios que han sido privatizados. Aparecen en las alegaciones de la CUP a la modificación presupuestaria de 275 millones y están incluidas también en el programa de Colau. Igual ocurre con la revisión de ayudas públicas a determinados eventos deportivos o la apuesta por el programario libre.
“La CUP concibió las alegaciones a las cuentas como algo asumible” por el gobierno de Colau, “pensando que las podrían aceptar”, explican fuentes de la formación, que mantienen que la respuesta fue “muy técnica, quizás falló el criterio político”. El lunes pasado, tras anunciar que se suspendía el pleno extraordinario donde debían votarse las cuentas, Pisarello calificó la reunión mantenida de “muy satisfactoria” y dijo que había servido “para aclarar dudas y abrir mesas de diálogo y fijar calendarizaciones”.
“Estamos de acuerdo en la mayoría de propuestas, no hay discrepancias de fondo”, puntualizó sobre lo que acerca a los dos partidos. “Hay temas que requieren concreción y calendario, es una petición legítima y estamos dispuestos a analizarlo”, añadió antes de mostrarse convencido de que “están cerca de un acuerdo” con la CUP. Ayer las partes volvieron a hablar del cómo y el cuándo.
En el capítulo de transporte público, la CUP exige que los autobuses de barrio funcionen en fin de semana, algo que BComú prometía para determinadas rutas, como las de Sarrià o Vallvidrera. Sobre la T-movilidad, la CUP pide retirar cualquier partida presupuestaria relacionada con esta tarjeta, mientras el programa de Colau habla de “replantear las bases sobre las que se está desarrollando”. En el capítulo de vivienda, la coincidencia es casi total.
También hay coincidencia en el carné de ciudad que pide la CUP para que las personas en situación irregular tengan acceso a los servicios públicos. El programa de Colau promete “asegurar el empadronamiento y el acceso a la tarjeta sanitaria sin exclusiones”. En el caso de las remunicipalizaciones, que la CUP aspira a revertir todos los casos de gestión externalizada, BComú prometía devolver la gestión pública del agua, de servicios de asistencia sanitaria, gestión energética de los edificios administrativos o revisar concesiones de centros cívicos y otros equipamientos.
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