Malasaña es el lienzo
Más de 100 artistas, grafiteros y pintores, colonizarán este domingo persianas, muros y ventanales
En Malasaña predomina el gris. Sus fachadas y adoquinados reflejan en muchos casos un desgaste y una dejadez que no sintonizan con un barrio que, para muchos, es el caldo de cultivo de las tendencias, inquietudes y modernidades de la capital.
Este ha sido el punto de partida del colectivo artístico Madrid Street Art Project y el diario del barrio Somos Malasaña para reunir a un centenar de artistas que, espray en mano, van a colorear un trozo del distrito Centro este domingo.
Ya sea por el tirón que tiene el Barrio oficialmente denominado Maravillas o, sencillamente, por lo tentador de la propuesta, la reacción ha sido masiva. Los organizadores recibieron solicitudes de 814 artistas de toda España y algunos del extranjero, aunque tuvieron que ceñirse a poco más de 100. “Hay grafiteros, claro, pero también muchos otros artistas que saldrán por primera vez de sus estudios atraídos por el reto de pintar en la calle a la vista de todos”, cuenta Antonio Pérez, periodista de Somos Malasaña.
No es la primera vez que organizan algo así. Lo hicieron en 2011 con otro nombre, y su idea es aumentar la frecuencia hasta que se convierta en un evento idiosincrásico del barrio. “Hace cinco años algunos comercios se mostraron reticentes a que les pintaran sus persianas metálicas. Pero salió tan bien que esta vez hemos contado con el apoyo sin condiciones de la asociación de comerciantes Vive Malasaña, la de hosteleros y también la de vecinos ACIBU, además de la Junta Municipal de Centro del Ayuntamiento de Madrid”, dice Pérez. Avisa de que esta edición no se va a limitar a la pintura callejera, también dará cabida a todo lo que rodea a esta cultura. “Habrá dj pinchando por el día en la plaza Dos de Mayo y talleres de pintura para los más pequeños”.
El soporte mayoritario serán los cierres metálicos de los comercios, pero también algunos escaparates y ventanales y un par de muros en la calle La Palma y Espíritu Santo. “Esto es lo más complicado, porque la mayoría de las fachadas de Malasaña están protegidas”, dice Pérez. Se permitirán también algunas virguerías, como el graffiti audiovisual que se va a realizar en la persiana de la tienda Casa Quiroga, en la calle Corredera Alta de San Pablo: los viandantes podrán tocarlo y reaccionará con luz y sonido.
El domingo veremos en acción a grafiteros de manual, pero también a artistas que nunca habían salido del lienzo. Es el caso de Angulo (la pintora se hace llamar tal cual, por el apellido con el que firma), premio Rodríguez Acosta (el mismo que recibió Antonio López hace décadas), que intervendrá en el ventanal del Madklyn, uno de los pocos bares roqueros que quedan en Malasaña. “Estoy acostumbrada a usar el espray en mis obras, pero nunca fuera de mi estudio. Tengo mucha curiosidad por ver el resultado”, dice.
Antonio Feliz es Parsec, su álter ego artístico: este muralista zamorano lleva años plasmando su obra en fachadas de zonas rurales abandonadas y naves agrícolas, aunque tiene un reconocido poso grafitero en zonas urbanas. “Salí hace 10 años de la ciudad, pero he vivido muchos años en Malasaña y me encanta la idea de volver a mi casa y reencontrarme con otros artistas”. No adelanta lo que hará este domingo. “Cuenta mucho el factor sorpresa, prefiero que la gente lo vea en directo”. Será en el bar Freeway de la calle La Palma.
Pinta Malasaña reúne a artistas de diferentes orígenes con un objetivo común: darle un poco de vida al espacio público. “Cuando lo hicimos en 2011 vimos situaciones inéditas”, dicen los organizadores: “Un grafitero plasmaba su dibujo sobre una persiana mientras un pintor de estudio hacía lo propio a su lado. Ambos se daban consejos y engrandecían sus respectivas obras”. Ese es, básicamente, el espíritu de esta iniciativa.
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