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El sector crítico del PCM califica a Podemos de “peronista y adanista”

Ensalza la política de alianzas del Frente Popular en su 80º aniversario

El 80º aniversario de la creación del Frente Popular fue conmemorado ayer por el sector crítico del Partido Comunista de Madrid con un acto celebrado en la sede madrileña de la Asociación de Amigos de la UNESCO. En el acto conmemorativo afloraron críticas contra el movimiento Podemos, calificado como “peronista, adanista e infantil”, y contra quienes, desde las filas de Izquierda Unida, “preconizan su alianza con -o la disolución en- la formación morada”.

En contraposición a la política de alianzas del histórico frente de izquierda que vertebró la Segunda República a partir de 1936, las críticas fueron emitidas por Rodrigo Vázquez Prada, director del semanario digital comunista Crónica Popular y cofundador del Movimiento Democrático de Periodistas. Esta organización de profesionales de los medios de comunicación combatió contra el franquismo durante el último lustro del régimen dictatorial. La ex diputada nacional Marisa Castro y Víctor Díaz Cardiel, ex miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España, intervinieron asimismo en el homenaje al Frente Popular.

Vázquez Prada se refirió al Frente Popular como “resultado de los cambios estratégicos adoptados por el movimiento comunista internacional tras la etapa de denuncia sectaria contra la socialdemocracia, a la cual, hasta 1935, se había tildado de social-traidora desde las filas de los partidos comunistas. A los partidos socialistas de entonces”, dijo, “se les había acusado de ser el principal enemigo de la clase obrera”, en función del apoyo de los partidos socialdemócratas a los regímenes imperialistas que desencadenaron la Primera Guerra Mundial y enfrentaron entre sí a los trabajadores europeos en las trincheras franco-alemanas.

Tras subrayar “el cambio de perspectiva comunista hacia la socialdemocracia desde el 7º Congreso de la Tercera Internacional” e insertar el Frente Popular en España “en los nuevos criterios surgidos de aquella”, Vázquez Prada resaltó “la función de la alianza antifascista frente-populista para la defensa de la República española y contra la represión del movimiento obrero, tras el levantamiento minero de Asturias de 1934”. En el seno del frente se integraron el Partido Socialista Obrero Español; Izquierda Republicana de Manuel Azaña y Unión Republicana, de Martínez Barrio; el Partido Sindicalista del anarquista Ángel Pestaña; el POUM, de Partido Obrero de Unificación Marxista; y el Partido Comunista, cuyo sindicato afín, Confederación General del Trabajo Unitario se había unido a la Unión General de Trabajadores, principal sindicato de entonces, también integrado en el Frente Popular.

En las elecciones de 1936, a las que concurrían 9.864.00 electores, el Frente Popular logró hasta 4.654.116 votos, así como 269 escaños en las Cortes, frente a los 4.503.524 votos conseguidos por la derecha. “La alianza no impidió que cada una de las formaciones integradas en el Frente Popular conservara su identidad propia y formara grupo parlamentario”. Señaló también que el Frente Popular “fue el garante de la presencia y dirección del movimiento obrero en las luchas sociales y políticas de aquella época”, agitada por “el rampante golpismo militar fascista que preludió la Guerra Civil”.

“¿Tiene algo que ver aquella alianza histórica del Frente Popular con el actual y vaporoso conglomerado de la llamada Unidad Popular?”, preguntó a los asistentes, que llenaban el salón de la asociación madrileña. Vázquez Prada identificó a Podemos con “la conjunción de peronismo, adanismo e infantilismo”. Por otra parte, criticó a la dirección del PCE por aplicar a los discrepantes de la línea oficial comunista la dialéctica amigo/enemigo, que en su día fuera acuñada por Karl Schmitt, constitucionalista alemán seguido por el nazismo.

En su intervención, evocando al historiador marxista Eric Hosbawn, subrayó que “los intentos de ocultar el pasado del movimiento obrero, forman parte de un diseño premeditado por parte de los estados mayores del capitalismo para destruir el pasado de las luchas de los trabajadores a favor de la democratización”. Entre estos procesos incluyó la Transición española de la dictadura a la democracia, “lograda por la lucha del movimiento obrero, los universitarios y los profesionales y movimientos vecinales”. Y agregó: “En 1976 hubo 400.000 conflictos laborales y huelgas”, señaló. “Entre 2008 y 2014, los años de la crisis, la conflictividad laboral aumentó un 27%, dato que contradice a quienes niegan que los trabajadores reivindican sus derechos”. A propósito de la Constitución de 1978, hizo una ardiente defensa, a la que definió como “la única en la historia de España no escrita por el partido dominante de turno y en la que participaron ponentes socialistas y comunistas; estos últimos lo hicieron por primera vez en la historia del constitucionalismo español”.

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