Muere la actriz Àngels Poch a los 66 años

La actriz Àngels Poch ha muerto este martes a los 66 años. Natural de Terrassa, donde nació en 1948, se hizo popular por su papel en la serie de televisión Estació d'enllaç, donde era la mujer de Josep Maria Pou, y los dos formaban el matrimonio que regentaba el bar de la estación. Era una reconocida actriz secundaria, que trabajó sobre todo en el teatro, pero también hizo papeles en la pequeña pantalla, como la serie La memòria dels cargols, Temps de silenci, Porca misèria, o la más reciente Gran Nord. En teatro, interpretó papeles de clásicos como Oncle Vània, de Txékhov (2004), Hedda Gabler, de Henrik Ibsen (2007), o la más reciente Lleons, de Pau Miró (2009). La última vez que subió al escenario fue con la obra No parlis amb estranys (fragments de memòria), estrenada en el TNC en abril del 2013.

El director Sergi Belbel, que había trabajado con Àngels Poch y de la que era buen amigo, ha recordado su figura. “Perdemos a otra actriz de raza”, ha dicho, sumando su desaparición a las de Anna Lizaran y Rosa Novell. Belbel estaba especialmente unido a Àngels Poch . “Yo también soy de Terrassa y la conocía desde pequeño cuando a los 14 y 15 años iba a verla actuar en el Globus con la gente que fueron el embrión de Centre Dramàtic del Vallès, Pau Monterde, Feliu Formosa, en espectáculos como La boda del petits burguesos. Ella ha sido un referente toda mi vida teatral”. Belbel ha recordado que cuando montó Desig de Benet i Jornet, “buscaba una actriz madura y le di el papel, que fue lo que en buena medida le abrió las puertas del teatro en Barcelona”. Entre los grandes momentos de Àngel Poch estuvo sin duda –ella misma lo resaltaba- su actuación en La corona d’espines de Josep Maria de Sagarra que dirigió Ariel García Valdés, y en el que interpretaba, con un gran monólogo, a una madre que hacía de criada y todo el mundo ignoraba que el amo de la casa era su hijo. “Hizo un papel extraordinario. Àngels era una actriz muy profesional, una todo terreno espléndida, lo que algunos dirían hoy una secundaria de lujo, pese a que ella había hecho muchos primeros papeles, muchos papeles protagonistas”. Poch fue la actriz que actuó en más obras en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), ha apuntado Belbel, que ha destacado que estuvo dos años en el proyecto T-6 del TNC trabajando con los autores jóvenes. “Era una actriz muy sobria pero a la vez emocional, una combinación muy buena. A la vez era persona de un gran nivel humano, comprometida con los proyectos y también con la sociedad. La dirigí en el TNC en Dissabte, diumenge i dilluns, de Eduardo de Filipo, , donde hacía de una de las vecinas, la esposa de Lluís Soler, a ella le gustaba ese género, el teatro popular, no en balde se había amamantado con Bertolt Brecht vía Feliu Formosa”. Belbel ha destacado los muchísimos trabajos de Àngels Poch con diversas generaciones de directores, Joan Ollé, Calixto Bieito, Oriol Broggi. “Siempre que tenían una madre o una tía en el reparto si conseguías a Àngels tenías la excelencia asegurada, era siempre inapelable en sus papeles”. “Ha sido toda una vida al servicio del teatro”, ha resumido el director.

Para Josep Maria Pou, con Àngels Poch se marcha desgraciadamente “una más” de las grandes actrices catalanas. Momento muy triste, ha dicho al conocer la muerte de la intérprete, a la que estuvo unido profesionalmente mucho tiempo. “Tengo recuerdos lejanos de ella porque aunque no hubiéramos trabajado últimamente Àngels fue una figura fundamental en mis primeros años al desembarcar yo en el teatro catalán procedente de Madrid. Juntos hicimos La corona d’espines, entre otras obras, y al mismo tiempo, en el 94 empezamos la serie Estació d’enllaç, donde éramos marido y mujer; no sabíamos que iba a ser una relación tan larga, cuatro años, un largo matrimonio”. Evoca Pou a la compañera, tan distinta de carácter y físico: “Era más bien menuda y yo en cambio… pero sentíamos una gran afinidad. Era además muy tímida”.

Pou recuerda a Àngels Poch como una actriz a la que no le obsesionaba destacar. “Yo le decía ‘el día que te lances serás una trágica fantástica’, pero ella no sentía la necesidad de resaltar sus muchísimas cualidades, tampoco era partidaria de las alharacas de la profesión, era mujer de familia, feliz en el escenario y en casa. Le faltó quizá ese punto de ambición personal que da mayor proyección y que hubiera permitido visualizarla como una de las grandes actrices del país, que es lo que era. Eso, no venderse profesionalmente como habría podido hacerlo, era una opción en ella no en absoluto una carencia”.