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FERIA DE LA MAGDALENA

Brillantes Leonardo Hernández y Manuel Manzanares en la de rejones

El rejoneador alicantino y su montura fueron derribados sin consecuencias

Hasta que salió el cuarto de la tarde, la tarde se iba de vacío: sin trofeos. Fue saltar a la arena Leonardo Hernández y cambiar el panorama. Lo cambió porque también el toro fue otra cosa. Buen toro; buen torero y toreo a caballo. Tras dos rejoncillos correctos, en banderillas vino lo bueno y, además, con espectáculo. Cuatro banderillas: las dos primeras al quiebro, con la segunda citando de punta a punta de la plaza. La tercera fue como una tregua al espectáculo, pero la cuarta, de nuevo al quiebro, redondeó la faena en un tercio muy brillante. Entre palo y palo, un jugueteó con el toro tan gracioso como luminoso. No paró ahí la cosa, porque acto seguido vinieron las cortas y otra vez el espectáculo y el acierto al clavar. Esas tres cortas fueron puestas al violín y aún con la ovación sin morir, una continuada ruleta con caricias constantes a la testuz del toro. Un buen toro, por fin, desde su salida hasta que las mulillas se lo llevaron sin una oreja. Buen triunfo de Leonardo Hernández, para quien hubo fuerte petición de doble trofeo.

El trance más emotivo de la tarde ocurrió con Manuel Manzanares a la monta de “Secreto”. Al intentar clavar la primera de las cortas, chocaron jinete, caballo y toro y rodaron por la arena Manzanares y “Secreto”. Se vivió un momento de angustia porque el toro hizo por el caballo, aunque al final quedó solo el susto. Este quinto de la tarde fue otro buen toro, el de más pies y presión. Muy suelto en la monta Manzanares, con una evidente progresión, aunque las ganas le pudieron a veces y pisó demasiado el acelerador. Con un buen temple de salida, logró atemperar al de Castillejo. Solo puso un rejoncillo, y acertó al dejar al toro más fresco para lo que venía después. Las primeras banderillas fueron de eléctrica ejecución, aunque bien colocados los palos. Con “Mazantini” logró, en dos palos, conquistar la plaza. Luego vino esa caída, aunque repuesto con su caballo “Secreto” puso otras dos cortas con gran decisión y con la plaza entregada. En la vuelta al ruedo se hizo acompañar por el sufrido “Secreto”, en un paseo que debió saberle a gloria.

CASTILLEJO, JOSÉ M. SÁNCHEZ / BOHORQUEZ, FERNANDES, GALÁN, HERNÁNDEZ, MANZANARES, VALDENEBRO

Toros de Castillejo de Huebra -2º, 5º y 6º- y José Manuel Sánchez, reglamentariamente despuntados. Toda la corrida tuvo presencia y aunque mansitos y sosos los tres primeros, fueron muy manejables en su conjunto y con un fondo de temple acusado. El quinto fue excelente. El sexto, muy parado de salida, no tuvo entrega.

Fermín Bohórquez. Entera (vuelta al ruedo)

Rui Fernandes. Pinchazo trasero, bajonazo y tres descabellos pie a tierra (saludos)

Sergio Galán. Entera y descabello pie a tierra (saludos)

Leonardo Hernández. Pinchazo y entera caída (oreja)

Manuel Manzanares. Casi entera trasera, otra más y un descabello pie a tierra (oreja)

Luis Valdenebro. Cinco pinchazos –primer aviso- y cinco descabellos –segundo aviso- (silencio)

Plaza de Castellón, 9 de marzo. 2ª de Feria. Casi tres cuartos.

Saltó el primero de la tarde soso y murió igual de soso. Muy correcto Bohórquez, clavó dos rejoncillos de buena colocación, que tampoco sirvieron para animar al desanimado toro. En banderillas más de lo mismo; corrección, buena monta, pero no muchas apreturas. Así fueron dos pares de banderillas, una a una y dejando que el toro llegara para cumplir el propósito. Con ese toro parado en los medios, donde marcó territorio, Bohórquez puso un par a dos manos de desigual colocación y trasero. Ni con las cortas se animó la cosa y pese al acierto con el rejón de muerte no hubo gran reacción de la gente.

No mejoró en juego el segundo, incluso fue más distraído y mansurrón que el que abrió plaza. Ya de salida buscó las tablas y siempre tuvo más mirada hacia el tendido y sus gentes, que hacia el lidiador de turno: Rui Fernandes. No le fue mal al portugués durante la lidia, que consintió y anduvo siempre en conexión constante con el público. Las dos farpas fueron a la grupa, con escasa ayuda del toro. Para banderillas la cosa se animó y Fernandes puso de su parte para que la fiesta no decayera. Al baile de sus caballos, el tercio fue lo mejor de todo en cuanto a puesta en escena. Tres rosas, sin salir de la suerte, pusieron el tema a favor de un premio que parecía tener en la mano. Pero esa mano, la de matar, se le fue: un pinchazo, un feo bajonazo y tres golpes de verduguillo –pie a tierra- enfriaron la cuestión.

Sergio Galán esperó a bocajarro al tercero, en la misma puerta de toriles, pero el toro apenas le prestó atención y campo a su aire. Con el primer rejón, sin casi preparación, el toro se avivó e hizo por atender la llamada de Galán, Un segundo rejoncillo, sin embargo, pareció dolerle más y lo acusó para los restos. En banderillas Galán tuvo que poner todo de su parte. Con el toro más parado que en movimiento, el rejoneador o buscó por aquí y por allá. El buen oficio de Galán pareció obrar el milagro, que logró sacar al toro de su querencia irrenunciable. Buen tercio el de banderillas. El par a dos manos remató el tercio con cierta brillantez. Siempre los palos reunidos en todo lo alto. Con las cortas el toro tocó fondo. Encerrado en talas, Galán se las vio y deseó para clavar. Ahí se enfrió todo, porque la gente al final de la película apenas reaccionó.

Cerró plaza un toro de Castillejo de Huebra que tampoco tuvo entrega y resultó incierto en pasajes. Luis Valdenebro derrochó mucha voluntad, pero se vio más un principiante que una realidad. Le faltó dominio de la monta y pasó por muchos apuros. A la hora de matar, un mitin.

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