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opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La candidatura de Pedro Sánchez

Los líderes socialistas deben dedicarse ahora a fortalecer a su secretario general que, por otra parte, está siendo un buen dirigente

¿Cree alguien que el próximo candidato a Presidente del Gobierno Español por parte del PSOE pueda ser otro que Pedro Sánchez? Quien así lo crea está errado, o bien está siendo zarandeado por una opinión pública, y publicada, que busca constantemente novedades que provoquen discusiones, aunque tales debates no parezcan ni siquiera verosímiles.

El PSOE aúna dos características que, aunque conviven, se compaginan con excesivo esfuerzo, cuando no se contrarrestan. Se trata de un partido presidencialista, en el que la figura del Secretario General (SG) ha coincidido con el candidato a Presidente del Gobierno en las sucesivas Elecciones. Y se trata también del partido político que con mayor entusiasmo ha venido proponiendo cambios en su organización y funcionamiento internos, para acrecentar la democracia interna conforme os tiempos y las nuevas formas de sociedad lo han demandado. La incorporación de mujeres, mediante reglas estatutarias, a los órganos directivos, cuando la participación de la Mujer en la política activa era testimonial, fue un hito importante. Como lo ha sido la provisión de candidatos mediante elecciones primarias en las que pueden participar militantes y no militantes. Aún más, la incorporación de personas notables en los sucesivos gobiernos socialistas, sin que tales fueran afiliados al PSOE, ha sido mucho más numerosa que en otras formaciones.

Sin embargo el candidato para ganar las Elecciones en España por parte del PSOE siempre ha sido el SG del Partido. Salvo en una ocasión, en que el resultado de las Primarias impuso a José Borrell por delante del entonces SG Joaquín Almunia, nunca se han producido sobresaltos, y en aquella ocasión, -aún inexpertos en el sistema de Primarias-, surgieron contratiempos que amilanaron al triunfador Borrell más de lo debido y le llevaron a renunciar como candidato. Posteriormente nunca se ha producido combate similar, porque aquel se produjo en un tiempo de convulsión interna en el PSOE entre felipistas y guerristas, justo cuando el PSOE salía de un encadenamiento de cuatro periodos de gobierno tras los que su debilitamiento era notorio.

Si nos atenemos a la situación actual cabe establecer similitudes, porque el PSOE acarrea una carga de preocupaciones que debilitan la figura de Pedro Sánchez, quien se ve obligado a tomar decisiones arriesgadas que pueden ser contestadas desde fuera y desde dentro: el PSOE se tiene que resituar, eso lo hemos de tener en cuenta los militantes, los simpatizantes y los ciudadanos en general, por el bien de todos y además en consideración al gran papel jugado por el PSOE durante la Transición y en la construcción del Estado de Bienestar que actualmente opera en España (aunque debilitado por la acción del PP en el gobierno actual). Por todo esto los líderes socialistas deben dedicarse ahora a fortalecer a su SG Pedro Sánchez que, por otra parte, está siendo un buen dirigente socialista.

Las decisiones tomadas hasta ahora han sido atinadas

Las decisiones tomadas hasta ahora han sido atinadas. Han virado con delicadeza la dirección que llevaba la nave socialista y le han situado en el frontispicio de la política española, en el que el avasallamiento de impostores, advenedizos y mercaderes del voto y del poder había hecho desprenderse a los líderes socialistas. Pedro Sánchez ha avanzado, con pies de plomo pero responsables, alejado de la banalidad. Nadie tiene aún razones fundamentadas para achacarle errores de bulto. Ahora solo falta que se aposente en las mentes que piensan y dilucidan el voto, lo demás vendrá por añadidura.

Y con esta base y vocación, a modo de aleccionamiento, le traslado este texto de Paul Kugman en el que analiza el comportamiento de los líderes socialistas europeos, a los que incita a reaccionar en una dirección en la que academicismo y populismo útil se complementen y no se opongan: “Se podría haber esperado que los partidos convencionales de izquierdas adoptasen una actitud populista en nombre de las clases trabajadoras de sus países. Pero en cambio lo que hemos visto es un torpe balbuceo. Yo diría que el problema con estos líderes convencionales es que no se atreven a desafiar las prioridades de las élites, en particular su obsesión por los déficits públicos, por miedo a que se les considere irresponsables. Y eso deja el campo libre a los líderes no convencionales –algunos de ellos seriamente alarmantes-, que están dispuestos a dar solución a la indignación y la desesperación de los ciudadanos de a pie.”

Bien creo que Pedro Sánchez va aclarando cada vez más su voz certera. ¡Dejadle hacer!

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