No todo son títeres

Quien no se adentre demasiado en el terreno de la creación para público infantil, puede pensar que son los títeres o los cuentos de hadas, la forma y el fondo de los espectáculos para este público. Pero basta una ojeada a la cartelera para darse cuenta de que la contemporaneidad, con sus múltiples formas de expresión y variedad de disciplinas, llega con contundencia a la creación para los espectadores más precoces.

La compañía italiana Il Melarancio trae a la La Casa Encendida, el sábado y domingo (12.00), Narciso, una propuesta para niños muy pequeños (de 0 a 3 años), que ahonda en la aventura interior de cómo se forja la identidad en la infancia. En un espacio escénico singular que sienta al público alrededor de una enorme colcha que conforma la escena, ayudados de objetos, dos intérpretes desarrollan, en 40 minutos, una dramaturgia que bucea en el estadio del espejo, el periodo de formación de la personalidad para la teoría lacaniana.

La atención a la discapacidad adquiere en la obra Mano a mano (Cuarta Pared, domingo 17.30), de Magda Labarga y Primera Toma, una nueva dimensión. Ya no se trata de hacer un teatro accesible a espectadores sordos, sino que la obra se ha concebido como un trabajo a dos bandas entre una actriz oyente y un actor sordo. La obra se estrenó hace más de un año en el CND y sus creadores la definen como una propuesta que “habla sobre la diferencia”. El adolescente es un público desatendido, pero la compañía Onírica Mecánica, audaz como pocas tanto en sus propuestas infantiles como las de adultos, hace con Frágil (Sala Kubik Fabrik, del día 6 al 9, 19.30) una apuesta por interesarle. El montaje se compone a partir de los artilugios mecánicos de Raúl Martínez y la poética de Jesús Nieto y se interroga por la felicidad en un mundo cambiante. El elenco lo componen actores y autómatas.

Con barro moldeado en el momento e integrado en las manos de los dos artistas-intérpretes, la compañía El Patio realiza en La Nave de Cambaleo (Aranjuez) la que ha sido su primera creación, A Mano. Recomendada para público de más de ocho años se trata de una delicia escénica de formato mínimo y creatividad rebosante.