Miles de vecinos de Navalcarnero exigen la conexión con la A-5
La Comunidad dio 2,5 millones al Ayuntamiento para realizar el enlace con los nuevos barrios construidos
El Ayuntamiento de Navalcarnero (26.000 habitantes), gobernado desde 1995 por Baltasar Santos, del PP, se comprometió hace 13 años a ejecutar las conexiones de los nuevos barrios de la dehesa de Mari Martín con la A-5. El convenio que firmó con Arpegio, empresa pública de la Comunidad de Madrid establecía de forma muy clara que esa y otras infraestructuras de acceso debían de estar acabadas antes de que Arpegio finalizara las obras de urbanización de los barrios nuevos de la localidad. Para ello, el Gobierno regional concedió 2,5 millones de euros.
Trece años después del convenio suscrito, donde debería estar construido el enlace con la autopista solo hay un descampado donde crecen los arbustos. Un camino de tierra, de unos 500 metros y repleto de baches, separa de la A-5. Conecta con una glorieta que iba a enlazar, según los pronósticos que se realizaban en el boom del ladrillo, a unos 50.000 nuevos vecinos con la carretera. Como si se tratara de una broma, una señal de tráfico con fondo azul indica la conexión en mitad de la rotonda. Como si ya existiera.
Pese a las evidencias documentales en su contra, el Ayuntamiento niega su responsabilidad. “Se llamó así a la conexión pero no es esa, se confunde con otra”, afirma María Paz Fraile, concejal de Urbanismo, Patrimonio, Obras Públicas, Vivienda y Recursos Humanos. La edil indica que el dinero se destinó a un vial que alivia el tráfico de otro barrio, el de la Dehesa, a unos cinco kilómetros de distancia de la A-5. Hay que forzar mucho la vista para ver la autopista desde una de las glorietas que une ese vial, de unos pocos cientos de metros. Una razón más por la que la explicación del Consistorio suena a peregrina.
El hermanamiento con un pueblo francés cuesta 13.000 euros
Navalcarnero está hermanado desde enero de 2011 con Vaux-le-Pénil, una población francesa de 11.000 habitantes cercana a París. “Son muchas las similitudes y afinidades que nos unen, este hermanamiento nos va a permitir a partir de ahora no sólo una mayor cooperación e intercambios entre ambas poblaciones, sino que también nos ayudará a estrechar lazos entre dos países vecinos y hermanos, con una importante y fructífera relación desde hace siglos”, justificó el alcalde el hermanamiento.
El pasado viernes Santos se encontraba de viaje en Vaux-le-Pénil, adonde acudió en coche. La distancia entre las dos localidades es de 1.300 kilómetros. Cubrirlas requiere, sin parar, 13 horas. “El alcalde se paga todos los gastos de su bolsillo, desde la gasolina a las comidas”, señala un portavoz municipal.
Sin embargo, existen más de 13.000 euros en facturas que el regidor cargó al Consistorio madrileño. Es decir, que pagaron los vecinos del pueblo. Así, Santos presentó 2.000 euros por los “gastos diversos” del viaje que realizó del 22 al 24 de junio de 2012 a Vaux-le-Pénil. La misma cantidad aparece en los recibos de Navalcarnero por otra escapada a finales de 2013 (29 de noviembre al 1 de diciembre), con el informe desfavorable del interventor municipal. El regidor del PP pasó además 635,16 euros por los billetes de tren de esa visita.
La visita de personalidades de la villa francesa a Navalcarnero en abril de 2013 supuso otros 7.000 euros. La factura de una comida de esos días para celebrar el hermanamiento le costó al Ayuntamiento español otros 1.620 euros.
“El convenio es muy claro, los casi 2,5 millones tenían que destinarse a realizar la conexión y, en caso de que sobrase dinero, debía invertirse en los nuevos desarrollos urbanísticos... La infraestructura es absolutamente necesaria para los vecinos de la Villa, no se puede dilatar más tiempo”, observa Marcos Muñoz, delegado comarcal de UPyD. “El alcalde tiene que explicar el destino de los 2,5 millones y por qué hay un acta de recepción de la obra y la conexión con la A-5 sigue sin estar hecha”, añade.
Pese a que el convenio no da a equívocos y recoge por escrito que el Consistorio comprometió a la construcción de la “conexión con la N-V”, ahora A-5, el Consistorio no se da por aludido. “Los que tienen que pagar son los propietarios de los terrenos por donde pasaría la conexión con la autopista”, se enroca Fraile. Navalcarnero reconoció en septiembre una deuda de 114,4 millones. La oposición calcula que supera los 250. El último presupuesto que se aprobó se remonta a 2008. Desde entonces se ha ido prorrogando, con unos ingresos sobre el papel de 35,1 millones.
Tomás Márquez, secretario de la Asociación de vecinos de El Pinar y San Andrés, que cada día recorre cinco kilómetros, 2,5 por trayecto, para acceder a la A-5, denuncia las “promesas incumplidas” del alcalde. “Los barrios periféricos estamos abandonados, sin ningún servicio, mientras que el Ayuntamiento se gasta el dinero en poner estatuas y columnas de granito por todos lados... Para eso sí hay dinero, pero para lo básico y lo esencial cero. Es obvio que el alcalde no tiene ningún interés en arreglar esta situación”, critica.
La búsqueda de una vivienda a buen precio aunque a 35 kilómetros del centro de Madrid, que estaría a 40 minutos por tren de cercanías —otra infraestructura fallida—, atrajo a Márquez y la mayoría del resto de residentes de los nuevos barrios. De los alrededor de 30.000 habitantes que se supone que iban a tener El Pinar y San Andrés, se calcula que hay 3.000 habitantes (no todos están censados). “Nos hemos quedado atrapados... Hace siete años ya estaba el cartel en la rotonda con la conexión Madrid-Badajoz. Antes de que construyeran muchas casas ya estaba puesta la señal. Pienso que fue como un anzuelo para que picáramos... No han acabado el enlace con la A-5 porque no les ha dado la gana”, zanja Márquez.
Un paseo por sus calles consiste en pasar y pasar bloques de edificios sin ningún comercio en los soportales salvo algún ultramarinos y algún bar sin competencia a kilómetros a la redonda. “Menos mal que tenemos un Mercadona al lado, si no... No sé qué sería de nosotros”, suspira un vecino. Mientras, una docena de perdices parece aguardar al tren en uno de los apeaderos previstos. OHL interrumpió las obras en junio de 2010.
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