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“Tenemos que prepararnos para una auténtica transición”

El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat habla de su papel en el último congreso del PSOE y de las elecciones

Ximo Puig, en su despacho.
Ximo Puig, en su despacho. JOSÉ JORDÁN

“Dedicaré más tiempo a Ferraz y menos al Congreso”, comenta Ximo Puig con cierta resignación. Hace una semana fue elegido responsable del área de reformas democráticas en la nueva ejecutiva del PSOE, que lidera Pedro Sánchez. Dejará de ser portavoz en la comisión de Industria en el Congreso para centrarse más en el partido, anuncia, pero mantendrá sus iniciativas como diputado sobre temas de interés para la Comunidad Valenciana. Puig justifica su nuevo cargo en la dirección federal por la necesidad de “visibilizar” la sociedad valenciana. “Falta presencia de políticos valencianos en Madrid”, apunta en su despacho de la sede de los socialistas en Valencia.

“De todas maneras, mi prioridad es la Generalitat”, advierte, en su papel de candidato a presidente del Consell elegido en primarias abiertas el pasado marzo. Sobre el reciente congreso extraordinario afirma: “El PSOE ha demostrado agilidad ante el atasco de la política española, ha sabido ponerse en movimiento con la elección del secretario general por todos los militantes. El congreso ha combinado cambios y unidad. Ahora mismo, el partido está activado”,

Puig, sin embargo, pudo jugar sus bazas en el cónclave porque sectores como el que representa la alcaldesa de Quart de Poble y diputada autonómica Carmen Martínez, muy próximos a su predecesor al frente del PSPV, Jorge Alarte, —que se mantiene en un discreto segundo plano—, evitaron al apoyar a Sánchez un escenario como el del anterior congreso. En 2012, Alarte acudió a Sevilla en minoría y muy mermado para negociar con Alfredo Pérez Rubalcaba, porque el propio Puig y otros dirigentes apoyaron entonces a Carme Chacón y ganaron la elección de delegados. Esta vez, quien formalmente es el portavoz de la ejecutiva de Puig, Francesc Romeu, dio por vencedor a Eduardo Madina antes de hora y auguró una crisis en la dirección valenciana. A su vez, el secretario provincial de Alicante, David Cerdán, que también apoyó a Madina, mostró su enfado por la composición del nuevo Comité Federal.

“Los he vivido con absoluta normalidad”, responde Puig sobre estos episodios. “Los procesos democráticos llevan aparejadas tensiones. No se puede reclamar más democracia y al mismo tiempo satanizarla porque genera división. Lo contrario es el dedazo, la falta de democracia o alguna forma de cesarismo”.

Como la mayoría de los dirigentes territoriales del PSOE, pese a que se habían previsto para noviembre, Puig apuesta ahora por aplazar las primarias para elegir candidato a la presidencia del Gobierno a después de las autonómicas y municipales de mayo de 2015. “Cuando se fijaron”, argumenta, “nadie pensaba en que habría un congreso extraordinario. Se planteaban porque había una crisis de liderazgo. Y había que resolverla: o se consolidaba Rubalcaba o surgía una alternativa”. Puig confiaba entonces en que el candidato elegido en primarias empujaría lo suficiente en la opinión pública para remontar la cadena de resultados descendentes que vienen cosechando los socialistas valencianos elección tras elección. Hoy por hoy, espera que el liderazgo de Sánchez contribuya a ese efecto.

“Queremos centrarnos claramente en las elecciones autonómicas y locales”, explica. “Pretendemos abrir espacios de cooperación con los ciudadanos y lograr 100.000 activistas por el cambio. No podemos distraernos con otras cosas”. Puig sitúa las primarias para las alcaldías de las grandes ciudades en “la primera parte del último trimestre del año”, es decir, a finales de septiembre o principios de octubre. “Serán lo más abiertas posible”, indica, tras recordar que el PSOE no aprobó en su momento que en ellas también pudiesen participar los simpatizantes.

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Los resultados de las elecciones europeas del pasado mes de mayo confirmaron la pérdida de hegemonía del PP después de 20 años pero también acentuaron la atomización de la izquierda, con la irrupción del nuevo fenómeno de Podemos. “Hay que estar atentos a todo lo que pasa”, dice precavido, cuando se le pregunta por esta nueva organización política. “Pero no se puede ser un partido veleta. No hay que orientar la vela en función del viento de cada momento. Lo que cuenta es saber qué hay que hacer por este país”.

Mala financiación y despilfarro

Puig critica con dureza la situación a la que ha llevado el PP la Comunidad Valenciana y advierte de que no puede esconderse bajo el problema de la mala financiación autonómica, que reconoce en toda su gravedad. “El problema de la financiación es inseparable de la mala gestión, la corrupción y el despilfarro”, advierte, para arremeter contra el deslucido papel de Alberto Fabra en la reclamación de inversiones del Estado. “Los dos últimos Presupuestos Generales han sido los peores. Nunca habían sido así”, proclama. “Y lo único que hace Fabra es arrodillarse ante Madrid”.

“La atomización es un peligro”, dice del panorama de la izquierda valenciana, pero añade que los contactos con dirigentes de Compromís y Esquerra Unida revelan un diagnóstico compartido, una voluntad de sumar fuerzas. “Todos, excepto Podemos, a los que no conozco, estamos convencidos de la necesidad de una alternancia higiénica”, comenta. “Nuestra responsabilidad es liderar un cambio. Vamos a entrar en un momento decisivo para el PSPV. Tenemos que prepararnos para una auténtica transición”.

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