Trias gastará 5,3 millones en la urbanización provisional de Glòries
Las obras durarán cuatro años pero en diciembre ya se podrá entrar en la plaza
A la futura plaza de les Glòries todavía le faltan —si nada falla— cerca de cuatro años, pero los ciudadanos más impacientes podrán empezar a pisar en diciembre el gran espacio que se ha ganado tras el derribo del anillo viario. Las previsiones del Ayuntamiento son que a finales de año la parte sentido mar de la plaza ya esté urbanizada. La banda montaña de la plaza, en cambio, que tiene que ser un pulmón vegetal, estará terminada en abril, un mes antes de las elecciones municipales. El presupuesto de toda esta urbanización provisional asciende a 5,3 millones de euros.
Con este dinero se construirá una pérgola, un mirador, un punto de información, pistas de petanca, mesas de ping-pong, un campo de baloncesto, un circuito de atletismo, espacios para juegos infantiles, un ágora polivalente para actos culturales y dos viveros donde se plantarán los árboles que en el futuro deberán convertir la plaza en un gran pulmón urbano.
El nuevo espacio ocupa 9 hectáreas (casi 9 manzanas del Eixample) e incluso quedará sitio para plantar alfalfa, que servirá para tener más vegetación durante estos años y para abonar el terreno donde después se replantarán los árboles.
Una parte de estos servicios se podrán aprovechar para el proyecto definitivo, bautizado como Canòpia Urbana, pero la mayoría se tendrán que retirar.
“Es ahora cuando se aprecia la dimensión de la extensión que tiene esto”, dijo ayer el alcalde durante una visita a las obras. “No podíamos dejar esto así durante meses y meses. Animo a la gente a venir y disfrutar de la transformación” añadió.
La solución de apostar por un uso temporal de la plaza está consensuada con los vecinos, que temían que el espacio se convirtiera en “un descampado lleno de suciedad” hasta que finalizaran las obras, según explicó Jaume Bàdenes, de la Asociación de Vecinos del Poblenou. A pesar de esto, los vecinos pedían “una intervención mínima”. Bàdenes destacó que el derribo del anillo viario “funciona como un reloj” pero recordó que “la mitad de los 14 equipamientos no tienen ni el proyecto”. Uno de los pocos que ya avanza, además del ambulatorio de la calle Bolívia, es el colegio de Els Encants, que actualmente está en barracones.
El Mirador, que tendrá unos 15 metros al altura y tendrá forma circular, cuesta 300.000 pero el Ayuntamiento está negociando con el Centro Comercial Glòries para que vaya a cargo suyo, a cambio de poner publicidad. A pesar de que los equipamientos y el urbanismo serán lo más visible, la principal complicación del proyecto es el túnel que tiene que servir para soterrar la Gran Vía desde Castillejos hasta la Rambla del Poblenou. La primera fase de esta obra, que costará 95 millones de euros, se adjudicará a finales del mes de febrero y durará dos años.
El derribo del anillo seguirá esta semana y a partir del lunes se desviará de nuevo el tráfico de entrada a la ciudad, que pasará por la Diagonal.
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