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“Valencia tiene un problema de receta, no de ingredientes”

València Vibrant clausura su primera edición con propuestas para la ciudad

Una de las mesas de debate del foro València Vibrant realizado ayer en el centro cultural La Rambleta.
Una de las mesas de debate del foro València Vibrant realizado ayer en el centro cultural La Rambleta.JOSÉ JORDÁN

“Después de los grandes eventos, esta ciudad no solo necesita que la analicen, sino que la psicoanalicen. Lo que necesita un valenciano es autoestima”. Este preludio a cargo del cómico y guionista Eugeni Alemany descorchó en la escena de Espai Rambleta la primera edición de València Vibrant, un foro interprofesional que reunió ayer por primera vez a 25 personalidades de la ciudad para disertar sobre presente y futuro de una Valencia vista como escenario a revalorizar desde la empresa, la cultura, el diseño y la comunicación, ante un auditorio que congregó a 300 asistentes en una jornada de nueve horas de debate e intercambio de propuestas.

Sin partido político ni patrón, el mensaje de este “lobby ciudadano positivo”, alejado de exaltación irracional o del autoodio victimista, proclama el cambio generacional para proponer mejoras públicas de la ciudad con análisis crítico. “El grupo de presión sectorial no sirve en tiempos de precariedad y flexibilidad. La sociedad civil debe analizar las potencialidades de Valencia para empezar a trabajar”, explicó el economista urbano Ramon Marrades, uno de los promotores de València Vibrant, una idea inspirada en colectivos cívicos de San Francisco, Vancouver y Belgrado. “Nuestra premisa es reunir a voces diferentes de las que han participado en foros públicos desde la transición. Es momento del relevo para que participe gente nueva”, añadió el periodista Vicent Molins, coautor de la iniciativa.

El foro se inspira en colectivos cívicos de San Francisco y Vancouver

“En la política hay un auténtico cambio climático y es preocupante que de este escenario se apropien los superdotados de la protesta. Valencia tiene un problema de receta, no de ingredientes. Necesita repensarse con más soluciones que chivos expiatorios”, apuntaba el abogado y filósofo Carlos González Triviño, ponente de la primera mesa rubricada Valencia a partir de ahora, en la que se debatió la necesidad de transformar la planificación de estrategias productivas y territoriales, desamortizar el talento e impulsar la cultura de la propuesta.

La falta de una buena estrategia de imagen es uno de los principales problemas que detecta el diseñador Xavi Calvo, participante del debate sobre la Valencia contada. “La ciudad tiene muy buenos diseñadores pero está mal diseñada. Las instituciones deben entender que la solución al problema de comunicación pasa por el diseño”. Para el arquitecto David Estal, participante en la Valencia vista por los que llegan de fuera y los valencianos que han hecho las maletas, la ciudad está viviendo un momento apasionante. “Estamos en el final de la decadencia y este momento solo se puede vivir en Valencia. Solo falta que la Administración nos facilite las cosas a los autónomos, pero con poco se puede sobrevivir muy bien en la ciudad”.

“Es el momento del relevo y de la gente nueva”, defendió uno de los ponentes

A pesar de recibir invitaciones para irse fuera, el reconocido chef Ricard Camarena, que participó en el debate Valencia para empezar, se manifiesta orgulloso de poder haber emprendido sin necesidad de abandonar la ciudad. "Es una cuestión de responsabilidad. Si la ciudad nos respalda, debemos devolver el apoyo quedándonos para trabajar y crear oportunidades". Al igual que todos los ponentes, rechazó hablar de corrupción o despilfarro. “La corrupción no la nombramos porque no nos sentimos responsables de ella. En mi caso, me culpo de no haber transmitido más una imagen positiva de Valencia. Pero, mientras en otros sitios han sabido potenciar sus virtudes, nosotros hemos aireado nuestras miserias”.

En la clausura de la jornada, dialogada en formato ignite con charlas de cinco minutos, participó la artista Teresa Juan, que invitó al público a deambular por el centro cultural de La Rambleta en busca de micropoemas escondidos para reflexionar sobre la ciudad. “Hay que motivar a la gente a que se deleite con su ciudad. Hay salidas, pero debemos trabajarlas desde la calle. Hay que dejar de ser incrédulos y ser más intrépidos”.

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