Isla Mágica afronta el estreno de la zona acuática con un conflicto laboral
Los trabajadores acusan a la empresa de “precarizar lo precario” La dirección afirma que la intención es negociar y firmar el convenio en breve
Isla Mágica tiene previsto recibir a sus primeros bañistas en poco más de dos semanas. El parque instalado en la parte que ocupó la zona del lago de la Expo 92 quiere resucitar, de la mano de un nuevo consorcio francés, Looping Group, con la “playa de Sevilla”, como denominan a un complejo de piscinas. Sin embargo, mientras las obras avanzan, el conflicto laboral se enquista por la falta de convenio que regule las relaciones con los empleados. Los trabajadores protestaron este martes durante la visita del alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, a los nuevos empresarios y a la zona que oficialmente se denominará Agua Mágica. La dirección del parque afirmó que la intención es negociar y firmar un acuerdo en breve.
Agua Mágica
Isla Mágica incorpora el 18 de junio 20.000 metros cuadrados con una piscina de olas, zona de toboganes y área familiar.
Agua Mágica costará entre cinco y siete euros más que la entrada al resto del parque y sólo será accesible si se entra a la zona principal, que costará una media de 29 euros todo el día. Hay descuentos para entradas de tarde o noche, según la edad y por grupos.
El pase de temporada convencional se mantiene entre los 95 y los 49 euros. El Superpasss, por 115 euros (75 niños), da acceso a Agua Mágica de lunes a viernes y con descuento en fin de semana.
El horario inicial será de 11 a 19.00 o hasta las 23.00 en verano.
“Quieren precarizar lo precario”, resumió la representante del comité de empresa Ana Pérez Luna (UGT). Tras nueve meses de negociación y más de 17 reuniones, el diálogo se ha bloqueado en la organización de las jornadas laborales. Según Pérez Luna, la pretensión de la dirección es limitar los cambios de turnos y tener disponibilidad plena de los empleados para poder reclamarlos o enviarlos a casa en cualquier momento, según las necesidades, las condiciones meteorológicas o la demanda circunstancial.
La plantilla, compuesta por unos 300 trabajadores, de los que un 88% es fijo discontinuo, demanda cuadrantes estables para organizar su tiempo y poder intercambiar los días de trabajo con compañeros. Esta discrepancia ha bloqueado el acuerdo sin ni siquiera llegar a las tablas salariales.
La empresa defiende que los empleados cobran por encima del sector mientras Pérez Luna advierte de que no se llega a la media de instalaciones de estas características. Un operario polivalente cobra unos seis euros a la hora.
El viernes vuelven a la mesa de negociación, pero los trabajadores anticipan que el conflicto se recrudecerá en los próximos días si no hay avances.
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