La peculiar celebración de Welliton
Un juzgado condena al inédito delantero del Celta a pagar 9.000 euros y un año sin carné
Se saltó varios semáforos en rojo mientras conducía por el centro de Vigo con las ventanillas del coche bajadas y el volumen de la música razonablemente alto para ser como eran las cinco de la mañana de este lunes. A su lado viajaba un amigo, en el asiento de atrás cuatro mujeres. La policía local le dio el alto y cuando le invitaron a realizar un control de alcoholemia atinó a presentarse. “Soy Welliton, futbolista del Celta”.
La primera medición reveló que tenía 1,40 miligramos por litro de aire espirado. Las dos siguientes, pasados los minutos, rebajaron esa tasa a 1,30 y 1,18, en todo caso cinco veces más de lo permitido por la ley. Acabó la noche detenido y, tras ser puesto en libertad, hoy por la mañana compareció en el juzgado mientras sus compañeros comenzaban a preparar el partido del domingo contra el Real Madrid. La jueza le impuso una multa de 9.000 euros y tendrá que estar un año sin disfrutar del carné de conducir. El club ya ha anunciado que le castigará con “la máxima sanción de régimen interno”. “Estaba celebrando que el equipo lograra la permanencia en Primera División”, argumentó su abogado ante la Justicia. Pero la historia de Welliton en Vigo es la de un futbolista desinteresado por integrarse en la dinámica del equipo. Llegó a finales del pasado mes de enero justo sobre el cierre del mercado como una nueva opción atacante para Luis Enrique. Pronto el técnico comprobó que debería de esperar para disfrutar de un delantero regordete y algo distante en el trato con los compañeros.
Máximo goleador de la liga rusa en 2009 y 2010, Welliton encadenaba su tercera cesión consecutiva en dos años en un intento del equipo que tiene sus derechos, el Spartak de Moscú, porque reverdezca laureles. Pero a sus 27 años semeja un futbolista en retirada que percibe, eso sí, una ficha anual de 2,5 millones de la que el Celta se ha tenido que hacer cargo de una parte. Con la camiseta celeste su bagaje se reduce a siete minutos de juego en los que no remató a gol, perdió un balón e incurrió en un fuera de juego. Por el camino ha exhibido un book de imágenes colgadas en su perfil en la red social Instagram (ahora privado, pero con más de 8.600 seguidores) en la que se le ve disfrutando de la playa, de alguna fiesta con amigos brasileños y docenas de botellas de cerveza vacías o incluso de paseos en barco por la bahía acompañado de bellas mujeres. “No está cumpliendo las expectativas”, había reflexionado hace unas semanas Miguel Torrecilla, el director deportivo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.