Los conflictos en grandes ciudades amenazan las opciones de Ximo Puig

"Si pinchamos en las grandes ciudades estamos perdidos", admite David Cerdán, secretario del PSPV en la provincia de Alicante al referirse a la situación que se vive en Elche y en Alicante. “Y es evidente que no lo estamos haciendo del todo bien”. La paradoja es que cuando más cerca está el PSPV de acariciar el poder, según apuntan todas las encuestas, más se enzarza en una lucha fratricida que puede echar por la borda las opciones de Ximo Puig de llegar a la Generalitat.

En Elche, los socialistas se acusan entre ellos de afiliar irregularmente a decenas de militantes con la vista puesta en el inminente proceso de primarias. El informe que tiene en sus manos la dirección del PSPV concluye que hay “indicios racionales de irregularidades”. Y es que en un mes la agrupación pasó de 530 a más de 1.000 afiliados, con 156 incorporaciones de “dudosa" procedencia”. Se han descubierto 37 cuentas cuyos titulares son cuatro concejales y miembros de la ejecutiva, desde donde se pagaban cuotas de nuevos afiliados. Y se han detectado 110 documentos del Servef presuntamente manipulados para que pagaran menos.

“El escenario en Elche es muy complicado”, asume la ejecutiva

La ejecutiva del PSPV que lidera Ximo Puig, tras semanas de cruce de acusaciones, ha decidido intervenir y abrir un expediente informativo en Elche, donde los socialistas gobernaron hasta 2011. La semana pasada 17 veteranos militantes remitieron a la ejecutiva federal del PSOE una carta pidiendo una gestora. El PSPV en Elche es una amalgama de familias. Antonio Rodes, portavoz municipal, ha ligado su futuro al del exalcalde, Alejandro Soler. Enfrente está el concejal Ramón Abad, hasta hace unos días secretario de Organización. Él hizo el informe sobre las afiliaciones irregulares. María Dolores Asencio se postula como tercera vía, y otros observan que un “tapado” sería Carlos González, exdiputado en el Congreso, afín al exalcalde Diego Maciá y al grupo que pidió la gestora. “El escenario en Elche es muy complicado, allí hemos entrado en un proceso de alicantinización de consecuencias imprevisibles”, admite un miembro de la ejecutiva del PSPV.

La única salida es la constitución de una gestora. “Los socialistas en Elche solo recobraremos el crédito con una actuación contundente y con medidas ejemplares de condena de lo que ha pasado”, admite el exdiputado Carlos González. El escándalo ha dinamitado una alianza que, según algunas fuentes, pretendían sellar el senador de Alicante Ángel Franco y el exalcalde de Elche, Alejandro Soler, entre las dos agrupaciones para controlar la Diputación y el PSPV-PSOE en la provincia.

Mientras, en Alicante el partido no levanta cabeza. El PSPV está desactivado y el Grupo Municipal dividido. Las declaraciones en la prensa de la concejal Ana Paula Cid denunciando que el Grupo Municipal carece de dirección y que los ediles con dedicación exclusiva no trabajan han reabierto viejas heridas. Desde 1995 ningún candidato a la alcaldía ha sobrevivido. “No podemos seguir instalados en esta dinámica”, admite un diputado autonómico de dilatada experiencia. “El problema es que hay una mayoría clara, y una minoría que hace mucho ruido”, agrega, en referencia al pulso entre la ejecutiva que lidera Gabriel Echávarri y los cinco ediles díscolos, que ya fueron expedientados hace un año por no acatar en un pleno las órdenes en la tramitación para la instalación de Ikea en Rabassa. “El problema es que se ejecuta a los concejales y no se hace política”, afirma uno de estos ediles críticos que consideran que el problema es que Ángel Franco sigue controlando el partido. "Siguen mandando los de siempre, y la gente interpreta que Echávarri es una marioneta de Franco", dice una exdiputada. En esta línea incide el concejal crítico, Gabriel Moreno, que acumula tres expedientes: “La ejecutiva que controla Franco se ha dedicado a machacar al grupo municipal y ahora se pagan las consecuencias”.

“Hay ruido, pero el partido está más unido que nunca”, dice Echávarri

Bien distinta es la opinión de Echávarri, quien considera que “hay cierto ruido, pero el partido está más unido que nunca”. “Las turbulencias que generan estos cinco concejales dificultan el camino hacia la alcaldía, pero debemos seguir trabajando unidos”, dice Echávarri, que ha pedido celebrar primarias abiertas. Para el secretario provincial del PSPV el problema es que “falta cultura de partido”. Cerdán anima a los que “no les guste trabajar a que den un paso atrás”.

En Castellón el PSPV tampoco es una balsa de aceite. Las riñas dentro del grupo municipal y en la ejecutiva local comenzaron al mismo tiempo en que se conocían los resultados de las elecciones de 2011, informa Lorena Ortega. El partido perdió tres concejales, responsabilizó al cabeza de lista, Juan María Calles, y le exigió que renunciara a su acta. Calles permaneció hasta el mes pasado sin más funciones que ir al pleno.

La tensa calma estalló cuando pillaron al edil conduciendo con una tasa de alcohol superior a la permitida y el partido le volvió a exigir su marcha. Calles se ha pasado al grupo de no adscritos propiciando una nueva lucha interna entre la maraña de familias del PSPV local que buscan candidato alternativo a la actual portavoz, Amparo Marco, a quien culpan de la mala gestión del caso.