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Los valencianos Polock consolidan su proyección exterior

La banda edita 'Rising up', que llega cuatro años después de su debut

El grupo valenciano Polock.
El grupo valenciano Polock.

Son una de las bandas locales con mayores visos de proyección exterior, desde que editaran hace ya cuatro primaveras un primer largo (Getting Down From The Trees, Mushroom Pillow), que fue también distribuido en países como EEUU, Canadá, Mexico y Japón. De hecho, llegaron a girar por alguno de ellos, y su vocación internacional siempre se ha cimentado en un sonido lustroso, pegadizo y trendy, del que ni mucho menos abjuran. “Desde un principio compusimos en inglés con miras a llegar al mayor número de gente posible, y de hecho, tener la oportunidad de apreciar la reacción de la gente hacia nuestra música en países como Japón es algo que no hubiéramos imaginado en un principio”, cuenta Papu Sebastián, frontman y compositor principal del quinteto. Quizá esa inusual amplitud de miras fue lo que les llevó a prolongar en demasía la prospección de aquellos temas, algo que se ha traducido nada menos que en una espera de cuatro años.

“Nos empanamos”, tercia coloquialmente el guitarrista Pablo Silva, para tratar de explicar tan alargado lapsus entre los dos trabajos. Cuestión ante la que Papu reconoce que “durante aquella gira no supimos parar para componer, y luego tras los conciertos por EEUU y Japón nos dimos cuenta de que habíamos hecho un montón de cosas pero teníamos que ponernos a empezar de cero con el nuevo disco”.

Y ese nuevo disco es el flamante Rising Up (Mushroom Pillow), editado a principios de este mes. Un trabajo de sonido sintético y brillante, al servicio de una colección de melodías que tienen la rara cualidad de constituir prácticamente todas singles en potencia, y que se gestó (a diferencia de su debut, grabado en Berlín) en los cercanos estudios Caramelo, en Moncada: “lo grabamos allí, en el estudio de Fernando Boix, a lo largo de medio año”, relata Pau Sebastián, por razones que su compañero Pablo Silva cifra, fundamentalmente, en la comodidad que comporta combinar la convivencia diaria con el ambiente propio del verano en un chalet con piscina: “Lo que siempre nos atraía más de grabar fuera era el hecho de aislarnos, pero aquí podíamos estar todos juntos en una casa con piscina, currando bastante pero relajados al mismo tiempo, como de vacaciones, además de que disponíamos de mucho material con el que trabajar.”

Ese material al que se refiere son fundamentalmente los teclados, que han arrebatado considerablemente el protagonismo a las guitarras, en una maniobra que incrementa aún más el componente bailable de su propuesta. “Tuvimos muchos teclados de amigos, y al final te pones a jugar con ellos y surge así, buscándoles ese sonido”, afirma Sebastián.

Un sonido al que tampoco faltarán esta vez referentes obvios con los que asociarles: si en sus primeras maquetas dejaban ver la poco disimulada sombra de The Strokes, fue a partir de su primer álbum cuando afloraron los paralelismos con los franceses Phoenix, que a buen seguro continúen. “Al final son grupos de primera línea, y cuando escuchas una cosa y se la quieres explicar a alguien, no queda más remedio que recurrir a esas comparaciones, que es algo que nosotros también hacemos como consumidores”, razona Pablo Silva, aunque su compañero Papu defiende que “la música no se puede reducir a un solo grupo, es un movimiento y un montón de influencias, así que no tiene sentido pensar que solo existe una banda válida”.

“Queríamos algo que no respondiera a las expectativas”, afirma Sebastián
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De hecho, argumenta que lo que más le motiva a la hora de componer no es la música que pueda escuchar en un momento determinado, sino “el experimentar en el local jugando con los teclados o la guitarra, porque ni siquiera nos ponemos música en nuestro estudio”.

Si bien puede decirse que las claves sonoras de Polock han variado más en la forma que en el fondo, es también cierto que Everlasting, el single de adelanto (promocionado a través de un clip de espléndida factura, dirigido por el propio Pablo Silva y basado en films como Toro Salvaje o La Ley de la calle), es seguramente la apuesta más clara por el baile que hasta ahora han tramado. Un tema que, sin renunciar al hedonismo marca de la casa, modula su mensaje sin la euforia de sus predecesores: “Era el tema más raro porque puede ser más brusco para la gente, pero queríamos un cambio de 180 grados, que fuera diferente, algo que no respondiera a las expectativas”, explica Papu Sebastián. En el otro extremo del disco se desarrolla el tema que da título al álbum, a buen seguro la composición más compleja, reflexiva y extensa que nunca hayan creado, sobre la que argumenta que se gestó “a modo de una sonata, que es tal y como queríamos que sonase”.

Su presentación fue el 18 de abril en el San San Festival de Gandía, en una gira que tiene sus próximas fechas el 2 de mayo en Barcelona (Razzmatazz), 16 en Zaragoza (Sala López), 23 en Valencia (Wah Wah) y 31 en Huesca (El Veintiuno). Amén de los festivales 101 Sun Festival de Málaga, Arenal Sound de Burriana (ambos en julio) y el Ebrovisión de Miranda de Ebro, ya en septiembre.

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