Ecologistas denuncian el abandono de armas a 21 millas de la costa de Ferrol
“Granadas, minas, obuses, y otros materiales militares comunes o fuera de uso”, aseguran
El disparo accidental del señuelo del sistema antimisiles de una moderna fragata atracada en Arsenal ferrolano la semana pasada ha disparado las alarmas. Fue una detonación accidental durante un ejercicio rutinario que hirió levemente a seis militares de la F-102 'Almirante Juan de Borbón' pero la desconfianza se ha instalado entre los vecinos de una ciudad acostumbrada, desde hace siglos, a convivir con barcos de guerra, baterías militares, polvorines y amplías zonas acotadas por razones de seguridad nacional.
El mismo día del accidente en la 'Juan de Borbón', el Ministerio de Defensa prohibió la realización de pruebas similares en cualquiera de sus buques hasta que se aclare lo ocurrido. Aunque fuentes del Arsenal militar sostienen que el cartucho detonado era “completamente inerte”, a los vecinos de Ferrol Vello no les ha echo ni pizca de gracia ver como los restos caían en el muelle interior de Curuxeiras. “Oímos el estruendo y la onda marina que se formó al caer el objeto. Vinieron los buzos de Marina en una lancha rápida y lo recogieron, fuera lo que fuera”, relatan los vecinos. “Salió sin control y cayó entre los pantalanes pero podía hacer caído en una casa o en el jardín”, insisten. En primera fila lo vieron los trabajadores del café de La Ranita, en los jardines del muelle. Izquierda Unida se ha comprometido a elevar a la cámara autonómica - a través de AGE- y al Congreso de los Diputados lo ocurrido para exigir a Defensa las explicaciones que demandan los vecinos.
A los ecologistas de Adega les preocupan otros explosivos. Han levantado la alfombra militar para denunciar la existencia de una especie de polvorín submarino a 21 millas de la costa ferrolana con una cantidad “indeterminada” de munición fuera de uso abandonada a la corrosión del salitre y de la que nada se sabe desde hace dos décadas. Sitúan este “vertedero de explosivos” -así lo definen- a unos 38 kilómetros al noroeste de la ciudad naval y sospechan que el Ministerio de Defensa se sirvió de éste y otros cinco puntos a lo largo del litoral peninsular para depositar en el fondo marino una cantidad incierta de munición hasta 1995. Además del ferrolano, ubican los otros cinco depósitos frente a Cartagena, Castellón, dos más en aguas de Cádiz y el último ya próximo a la isleta de Gran Canaria.
“Granadas, minas, obuses, armas ligeras y otros materiales militares comunes o fuera de uso”, exponen los ambientalistas que alertan del riesgo que podría suponer este polvorín submarino para el medio y para las personas por el movimiento de las corrientes, los arrastreros de la flota pesquera y la filtración de sus componentes tóxicos (metales pesados) a la cadena trófica a través de peces y algas. Adega le ha pedidoa la Xunta de Galicia, concretamente a las consellerías de Medio Ambiente y Medio Rural e Mar que, dentro de sus competencias, estudien y valoren los riesgos de esa zona. Expresan sus “dudas” sobre el estado de los materiales y alertan del “potencial contaminante de un vertedero incontrolado de materiales peligrosos frente a la costa ferrolana”.
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