Funcionarios entre crucifijos

El edificio de la Xunta en Vigo amaneció ayer tomado por símbolos religiosos. Grandes crucifijos, imágenes de Cristo a gran escala, fotografías de papas y hasta un oratorio que invita a arrodilarse delante de la frase “Mi secreto es sencillo: ¡rezo!” se apoderaron de pasillos y vestíbulos de la sede, por los que a diario circulan cientos de ciudadanos para realizar gestiones administrativas y los funcionarios que allí tienen su puesto de trabajo. El motivo es una muestra denominada Vida y espiritualidad de Madre Teresa de Calcuta. Las características de la exposición provocaron las quejas de numerosos empleados de la Administración autonómica.

Para la delegación de la Xunta en la ciudad, se trata de “una exposición entre muchas otras” que se instalan en el edificio sin coste alguno para las arcas públicas. La CIG-Autonómica, en cambio, acusa a la delegada, María José Bravo Bosch, de “vulnerar los principios de un Estado laico” con una exposición que, “lejos de ofrecer un perfil del personaje histórico, se adentra descaradamente en un confesionalismo rancio”, acusó Alexandre Prieto, del sindicato nacionalista. La CIG sostiene además que para las visitas guiadas fuera del horario de atención al público se hará uso del personal de seguridad y se incurrirá en gastos de iluminación “que pagarán todos los ciudadanos”.

La exposición, que ayer se terminó de montar y hoy será inaugurada, incluye una diminuta cama de hierro, un pequeño armario y una mesa como las que utilizaba en vida la madre Teresa de Calcuta. Pero el grueso de la exposición lo compone una larga serie de paneles con frases y episodios de la vida de la beata y símbolos religiosos. Pensada para espacios mucho más amplios que el empleado en Vigo, los materiales apenas dejaban espacio ayer para el tránsito de trabajadores y visitantes del edificio administrativo de la Xunta. Fuentes autonómicas admitieron este problema y aseguraron que los organizadores “redimensionarán” la exposición antes de ser inaugurada hoy por Bravo Bosch.

La organización de la muestra corre a cargo de las Misioneras de la Caridad, la congregación católica creada por la Madre Teresa para ayudar a los más pobres. Más en concreto, de la Mother Teresa Center, que ha emprendido la causa de su canonización. En España se contempló por primeva vez durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2011, la JMJ, para después ser trasladada a Bobadilla del Monte (Universidad San Pablo CEU), Teruel (sede de la diócesis), Valencia (Universidad Católica), Cáceres (Palacio de la Isla), Badajoz (claustro de la catedral) o Logroño (salones parroquiales), entre otras localidades. “Pero no en edificios públicos por los que pasan funcionarios y ciudadanos”, denuncia la CIG, que atribuye la exposición a la “política talibán de adoctrinamiento del PP”.

Según el sindicato nacionalista, que ha trasladado la cuestión a la fiscalía, los teléfonos no dejaron de sonar en toda la mañana de ayer, con llamadas de empleados de la Administración autonómica molestos por tener que trabajar en un entorno plagado de símbolos religiosos. “Un cura hasta se ofreció a orar por una funcionaria que le no le contestó a la pregunta de qué le parecía la muestra”, denuncia el portavoz de la CIG, que sospecha que la exposición tiene que ver con las “fuertes convicciones religiosas que se le atribuyen a la delegada”. “La indignación entre los trabajadores es total”, asegura. Para la Xunta no hay caso. “Desde 2009 se vienen realizando exposiciones en este espacio público, que está a disposición de quien lo solicita, pero la Administración, ni promueve ni organiza”, sostiene una portavoz de la delegada, que afirma que las únicas quejas que ha recibido tienen que ver con la ocupación de “demasiado espacio”. Respecto a la proliferación de crucifijos, imágenes de Cristo y fotos del papa sin relación específica con la beata, la misma fuente asegura: “No hay ningún problema: se trata de la vida y obra de la Madre Teresa de Calcuta”.