Aplazada la huelga de autobuses metropolitanos de Alicante
Bonig y Castedo ceden posiciones y acuerdan mantener el bus comarcal
Tras meses de negociaciones y de algún cruce de declaraciones encendidas, el bus interurbano en toda el área metropolitana de Alicante capital continuará tal cual ha existido desde su fundación en 1999: mismas paradas, mismas líneas, pero distintas frecuencias. El cambio más importante para este servicio, que usan diariamente 30.000 personas, afectará a la empresa encargada de su prestación, La Alcoyana. Las administraciones pasarán a abonar por número de pasajeros en lugar de por kilómetros recorridos, con lo que supuestamente se ahorrará dinero a las arcas públicas.
Tanto la consejera Isabel Bonig como la alcaldesa Sonia Castedo consideraron que con el acuerdo alcanzado la empresa ya no tiene motivo para continuar con el ERE que afecta a 65 trabajadores. La empresa dijo a los trabajadores que hasta que no se reúna con la consejería el proximo lunes, no retira el ERE, aunque los empleados de la mercantil se plantearon anoche aplazar la huelga prevista para este jueves.
Han sido meses de tira y afloja entre Castedo y Bonig hasta firmar tablas. La consejería se compromete a pagar el déficit de 2013, lo que buscaba Castedo. Y la alcaldesa accede a la voluntad de la consejería de pagar desde el próximo enero a La Alcoyana por pasajeros. Tal cual estaba la situación, a la empresa le daba igual que fuera lleno o vacío el autobús. Cobraba por la distancia recorrida.
El futuro convenio permitirá mantener la proporción de pago del servicio, que tiene un déficit de unos 16 millones. Alicante seguirá aportando el 65% y la Generalitat el 35%. Esto no ocurrió en el 2012, cuando la capital provincial costeó el 98% del servicio, lo que cusó que Castedo protestara en junio pasado ante los alcaldes del área metropolitana y expresara sus quejas a Infraestructuras. Así con estos cambios, se mantendrán las mismas líneas y paradas, pero con menos frecuencias en las líneas deficitarias.
No varían las líneas y las paradas, pero habrá menos frecuencias en los trayectos deficitarios
Lo que está por decidir ahora mismo y que los técnicos de Bonig deberán negociar con La Alcoyana es cuánto ha de abonar la Generalitat a la empresa por el año 2013. Las cifras bailan: desde alcaldía se mantenía un déficit de seis millones, mientras que la consejería prefiere negociarlo. Bonig se comprometió la semana pasada a abonar 1,9 millones por el 2013, pero deberá asumir más.
Aplazamiento de la huelga
Aunque ambas políticas señalaron que con estas medidas el expediente de regulación de empleo ya no es necesario, La Alcoyana comunicó a sus trabajadores que hasta que no negocie no puede levantar el expediente de regulación de empleo que afecta a 65 de sus trabajadores. Y eso no será hasta el lunes de la próxima semana. Lo que pidió la empresa ayer a los trabajadores fue un aplazamiento de la huelga hasta conocer la propuesta de Bonig. El comité de empresa, en una muestra de buena voluntad, accedió casi en la medianoche del miércoles a aplazarla, medida que aprobaron votando en una asamblea en la madrugada del jueves.
"Lo hacemos porque si llegan a un acuerdo la próxima semana y es tal cual dice Infraestructuras, les ahorraremos las molestias a los ciudadanos", dijo el representante de CCOO en el Comité, Gil Grimaldos. Aplazada la huelga, si la empresa mantuviera el ERE, el escenario de protestas sería mucho peor: el mismo martes 17 comenzaría la huelga, también parándose durante el fin de semana, pero continuando desde el día 22 hasta el 27 de diciembre. Es decir, cuando más gente utilizará el interurbano para acceder al centro de Alicante durante la campaña de Navidad.
El acuerdo entre las dos políticas fue anunciado ayer a la salida de un acto de entrega de pisos oficiales a familias que han sido desahuciadas. Previamente, escenificaron una cordialidad no vista hasta ahora: hace una semana Bonig decía que sí mantendría el bus pero si Alicante quisiera que parara en sus barrios debería abonar más dinero. La reacción posterior que tuvo Castedo, sonó a auténtico enfado cuando se preguntó en un acto: “¿Me están amenazando? ¿Por qué tiene que pagar Alicante el pato?”. En el acto, palabras como “cooperación” y “generosidad” fueron intercambiadas con la mayor de las sonrisas. Bonig incluso tocó el vientre de Castedo, embarazada, por la suerte que trae según una vieja superstición.
La oposición municipal reaccionó al acuerdo calificándolo de “paripé” en palabras del concejal de UPyD, Fernando Llopis. Miguel Ángel Pavón, de Esquerra Unida, reclamó que Castedo asuma el servicio como propio. Y Manolo Marín, del PSPV, cuestionó: “¿Por qué no se ha hecho antes esta solución?”.
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