InTempo no aporta información de la resistencia de los pilotes
Una auditoría, necesaria para el seguro del edificio, no pudo valorar el aguante de la cimentación
A mes y medio de que se cumpla el crédito de 95 millones de euros pedido por la promotora del edificio InTempo, el rascacielos que aspira a ser el inmueble residencial más alto de la Unión Europea ofrece una nueva sombra. Un informe de la Organización de Control de Técnico (OCT) INTEMAC establece que no pudo comprobarse si se realizaron ensayos de resistencia en los pilotes de las dos torres que conforman el inmueble, dato que la dirección facultativa del proyecto y la promotora no acaban de aportar.
Si el InTempo fuera un libro por entregas, La reserva técnica sería el título del último capítulo. La historia del edificio ha pasado por momentos difíciles: la quiebra de la constructora que inició el proyecto, la imposición a la promotora de una empresa para el control financiero, denuncias de impagos, la compra del crédito por el banco malo o situaciones que incluyen la salida de los arquitectos del proyecto en junio de 2013.
La labor de una OCT no es otra que hacer una auditoría independiente de calidad de una edificación, valorar sus riesgos, para luego contratar un seguro de daños obligatorio en toda obra. INTEMAC (Instituto Técnico de Materiales y Construcciones) levantó una reserva técnica, lo que viene a ser en el lenguaje de las OCTs una no conformidad, que puede encarecer ese seguro o dificultar la venta del rascacielos al completo a un grupo inversor. La empresa no pone en duda que el edificio esté bien estructurado, simplemente que no le ha sido facilitada la información que permita valorar al completo la cimentación de este rascacielos de dos torres que convergen en una estructura con forma de diamante y que escala hasta los 180 metros de altura.
En junio de 2012 INTEMAC cerró su informe D5.1, un documento sellado de siete páginas que firman un arquitecto técnico y un ingeniero como resultado de un trabajo de múltiples profesionales sobre el terreno. La redacción del documento se realizó más de cuatro años y medio después de que los técnicos de INTEMAC inspeccionaran el edificio, tiempo que esperaron para que los impulsores de la obra aportaran los datos de resistencia que decían tener.
Dos de los técnicos de INTEMAC que trabajaron in situ en el InTempo —hoy fuera de la empresa—, relataron a EL PAÍS que su empresa llegó a la obra en sustitución de otra anterior (Qualibérica). “Cuando llegamos”, contó uno de ellos, “la construcción ya estaba en marcha y no pudimos acceder a los pilotes del edificio al tener sobre ellos una losa que imposibilitaba la cata. Propusimos que la anterior OCT redactase ese informe en concreto. No debió hacerlo si INTEMAC no cerró la reserva. Simplemente no podíamos poner la mano en el fuego de que la estructura esté bien hecha”, aseguró el ingeniero.
El despacho de arquitectos Pérez Guerras, que junto a Olcina & Raduán diseñó el edificio, se puso en contacto con el periódico después de que este preguntara a la promotora del edificio, Olga Urbana, si existía la información que pudiera anular la reserva técnica. En la información aportada por los miembros de la dirección facultativa (arquitectos y aparejadores) de la obra se incluyen un informe de Terratest Cimentaciones y dos registros de inspección de obra de Qualibérica, todas sin signatura o sello. Para el despacho de arquitectos Pérez Guerras, el informe de Terratest da el visto bueno a la ejecución de la cimentación por pilotes y en las actas de inspección de Qualibérica queda comprobado el buen hacer. De igual modo, desde su gabinete de comunicación indican que existe documentación gráfica y las actas de las reuniones de obra que demuestran “sin duda alguna” que la ejecución de la cimentación fue correcta, pero no se aportan.
Uno de los ingenieros de INTEMAC consultados confirmó haber tenido esa documentación incluso antes de levantar la reserva. El informe de Terratest “da mucha información, principalmente de la ejecución del pivote y de la manera en que trabajan”, aseguró, “pero no tiene nada que ver con lo que hablamos, no puede servir de justificación a la carencia de ensayos de resistencia”. Y los partes de inspección de Qualibérica son “sobre el armado de los pilotes y su longitud, nunca puestos en duda. La reserva técnica no tiene nada que ver con esto”, concluyó. “Si el informe existe como nos dijeron, conseguirlo es tan fácil como llamar al laboratorio que supuestamente lo hiciera”, resumió el ingeniero, hoy en una empresa también del sector.
¿Puede solucionarse esta prueba? “A estas alturas es complicado”, dicen hasta tres fuentes del sector. Según los ex ingenieros de INTEMAC lo “evidente es que la resistencia de los pilotes como elemento estructural ha de controlarse” en un rascacielos. “Una reserva técnica puede suponer un 10% más del precio final del seguro”. Una mala noticia para un proyecto que hace casi un año que dejó de pagar a sus arquitectos y que en 2014 deberá hacer frente a un crédito mastodóntico.
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