Los 'dos caballos' galopan por Alcañiz
Cerca de 3.000 vehículos de 40 países del mítico modelo de Citroën se concentran en Teruel
Algunas cosas no parecen sostenerse por otra razón que no sea de naturaleza emotiva -como la nostalgia-, por excentricidad o incluso ganas de llevarle la contraria al sistema. En el caso de los míticos y carismáticos automóviles dos caballos (2CV) de Citroën entran en juego estos y otros motivos. Su discreto encanto ha seducido a millones de automovilistas durante más de medio siglo, y sigue haciéndolo. Así se está demostrando a lo largo de este fin de semana en Alcañiz, donde cerca de tres mil 2CV y sus diversas variantes se han dado cita en el 20º Encuentro Internacional de Amigos del 2CV, en el circuito Motorland de esta localidad de Teruel. Una reunión de carácter mundial que tiene lugar en un país diferente cada dos años.
Más de 40 nacionalidades distintas se están contando entre los participantes, incluidos norteamericanos, australianos y japoneses. La mayoría son franceses, seguidos de ingleses y españoles. El éxito del 2CV en la Europa central explica la gran cantidad de alemanes, holandeses, belgas y suizos presentes en Alcañiz, algunos de ellos luciendo las transformaciones más espectaculares sobre su base mecánica, dada la potente tradición custom y tuning de esos países.
Y es que los 2CV dan para mucho. El último salió de la fábrica portuguesa de Mangualde en 1990; dos años antes, la marca había dejado de producirlo en Francia pero pese a las dos décadas transcurridas miles de ellos siguen todavía circulando. Hoy goza de la consideración de clásico popular, pero la gran mayoría de sus usuarios no se tiene por coleccionista al uso, sino por simple doscaballista, y en muchos casos hace de ello una verdadera militancia.
El asunto viene de lejos. Ideado antes de la 2ª guerra mundial por el ingeniero André Lefèbvre, no llegó al mercado hasta 1948. En España, empezaría a fabricarse en 1957 en la planta de Vigo, inicialmente con destino a la exportación, y aunque se vendió menos que su gran rival de tracción trasera, el Seat 600, también tuvo gran difusión. Con su primo elegante Dyane 6 y la versión playera Mehari, era “el coche de la gente encantadora”, según decía la publicidad de la marca. Lo que sí arrastró fue el estigma de automóvil popular pero algo contestatario –“el coche de los progres”, lo llamaban algunos, no sin despecho- por su sencillez, eficiencia y falta de pretensiones.
De todos se han visto estos días en la concentración, en un ambiente familiar y distendido, con gran cantidad de niños correteando y constantes viajes a la cercana Estanca para bañarse (la temperatura ha rozado los 38º). El programa ha ayudado al éxito: desde exposición de modelos antiguos, a carreras de Pop Cross (sobre pista de tierra), pasando por vueltas al circuito, rutas por la región, concurso de montaje de motores, actuaciones musicales... En el paddock del circuito funciona un pequeño village con puestos de recambios, piezas nuevas y usadas, paradas de clubs de 2CV y un enorme escenario donde cada noche ha habido concierto.
La organización del evento que concluye domingo calcula una asistencia de unos 9.000 participantes, con un gasto medio de 100 euros por persona y día, un impacto económico para la capital del Bajo Aragón y su entorno realmente notable.
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