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Salud destina 2,4 millones a la inserción de menores tutelados

130 chicos de entre 16 y 18 años de Almería y Granada ya participan en el programa

María Jesús Montero, consejera de Salud y Bienestar Social.
María Jesús Montero, consejera de Salud y Bienestar Social.Paco Puentes

La Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía ha puesto en marcha de forma experimental un programa de orientación y formación destinado a menores de entre 16 y 18 años que residen en centros de protección de la comunidad. El plan, que cuenta con un presupuesto de 2,4 millones de euros, busca dotar de las herramientas necesarias para afrontar "el paso a la vida adulta e independiente" de estos chicos, que representan el 40% del total de menores residentes en estos centros de protección.

La titular Salud, María Jesús Montero, ha aludido este lunes a la lucha contra la exclusión social y la protección de los menores bajo la tutela de la Junta como principios básicos "irrenunciables" en los que se enmarca esta iniciativa. Este nuevo plan, denominado Programa de Orientación e Inserción Sociolaboral, persigue evitar la exclusión de los menores una vez que dejen de estar tutelados por la Junta al cumplir la mayoría de edad y tengan que abandonar los centros de protección donde han vivido.

El plan parte de otras acciones similares desarrolladas por la Junta de Andalucía. El denominado Programa +18 se puso en marcha en 2005. El año pasado estuvieron inscritos 1.630 jóvenes, que en algunos casos residieron en pisos —durante un máximo de 12 meses— y, en otros, se beneficiaron de cursos, talleres y orientación laboral en centros de día.

Dentro del nuevo programa presentado ayer por la consejera, ya están operativas, a través de conciertos con entidades colaboradoras con amplia experiencia en el trabajo con menores, un total de 130 plazas del plan repartidas por centros de las provincias de Almería y Granada.

Los profesionales encargados de desarrollar el proyecto elaboran itinerarios de inserción personalizados a través de entrevistas personales con los menores, de manera que se puedan establecer cuáles son los recursos que necesitan desde el punto de vista lingüístico, cultural, social y laboral. Por esta vía, se conocen también sus gustos y preferencias. Además, al tratarse de chicos de los que se tiene abundante información, porque forman parte ya del sistema de protección, se elabora una especie de traje a medida en cuanto a formación y orientación laboral.

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