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Las vivencias parisinas de Picasso

Una exposición repasa la estancia y la obra del artista en el barrio de Montmartre

Una de las salas de la muestra 'El Montmartre que vio Picasso'.
Una de las salas de la muestra 'El Montmartre que vio Picasso'.García-Santos

En Montmartre encontró a la que fue su primera compañera, Fernande Olivier, artista y modelo que le inspiró varias esculturas y que, como reconocería más tarde, es una de Las señoritas de Avignon. En ese barrio de artistas, el famoso Bateau-lavoir, gozó de la camaradería de un variopinto grupo de pintores y poetas que dieron color al rincón parisino donde se gestó el arte contemporáneo. Picasso se encontró cómodo en Montmartre, rodeado de artistas como Juan Gris, Braque, Matisse, Modigliani, Severini o poetas como Max Jacob o Apollinaire, que se convirtió en una especie de mentor y que dio a conocer al Picasso que se adentraba en el cubismo.

A los pies de la basílica del Sacré Coeur, un veinteañero Picasso estableció su residencia en 1904 atraído por un ambiente liberal y permisivo heredado de su pasado revolucionario, un lugar abierto lleno de huertos y viñas que recordaba su origen campesino. Allí es donde el artista halló un espacio único de complicidad creativa, que convirtió al barrio en toda una leyenda para los amantes del arte. Allí, entre sus casas y sus plazas creó Las señoritas de Avignon y con ellas el cubismo y la primera gloria para Picasso.

Aunque su estancia en Montmartre fue corta, solo seis años, Picasso nunca olvidaría esta etapa parisina. “Solo en Montmartre fui feliz, allí era un pintor y no un bicho raro”, relataría años después.

Una felicidad que se reflejó en su producción y que ahora repasa la exposición El Montmartre que vio Picasso, que permanecerá abierta en la Fundación Picasso Casa Natal de Málaga hasta el próximo 6 de octubre.

Solo en Montmartre fui feliz, allí era un pintor y no un bicho raro

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La muestra cuenta con fondos procedentes del matrimonio formado por José Luis Rodríguez Flor y Beatriz Trueba, investigadores, coleccionistas y comisarios de la exposición; así como con dibujos y grabados de Picasso propiedad de la misma Casa Natal. A través de estas piezas, entre las que se puede destacar el conjunto de fotografías inéditas, tomadas por Coutellier entre 1890 y 1905, el visitante realiza un viaje en el tiempo al París de entre siglos. El recorrido se acompaña de textos explicativos sobre las imágenes, con anécdotas y con el significado literario y artístico de esos lugares.

Además del texto, la música también tiene su espacio para ambientar la muestra ya que en las salas suenan viejas grabaciones de Aristide Bruant, el mítico chansonnier de Montmartre amigo de Toulouse-Lautrec y por él retratado.

Entre los grabados que se exhiben, propiedad de la fundación, están los cinco que componen la Suite de los saltimbanquis, realizada entre el verano de 1904 y 1905, en el momento de transición entre sus épocas azul y rosa; y El almuerzo frugal, que constituye una de las mejores obras de la época azul, una imagen mundialmente conocida y codiciada por los mejores museos internacionales, algunos de los cuales incluyen estas piezas en su colección permanente.

También se muestran tres dibujos en los que da sus primeros pasos hacia el cubismo. Pertenecen al cuaderno número siete de dibujos para Las señoritas de Avignon, uno de los 16 cuadernos y varios bocetos individuales que realizó como trabajo preparatorio.

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