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Ferrolterra, cerrada por huelga

Sumida en una profunda crisis, la comarca revive los históricos paros de los años ochenta

Foto: atlas | Vídeo: VIDEO: ATLAS

Cerró todo. O prácticamente. Constituyó una protesta histórica por, al menos, tres motivos: fue multitudinaria, fue unitaria y fue pacífica. “Es un escrache masivo de dignidad. Recatemos para nosotros lo que nos roban los bancos y los mercados”, resumió Manel Grandal, cosecretario de la CIG en Ferrol. La última vez que la comarca entera bajo la reja y se echó a la calle en bloque desgajada del resto de Galicia para responder a la llamada de emergencia social de los sindicatos fue en 1986. La Unión Europea quería desmantelar Astano y la respuesta de los ferrolanos fue un no sostenido que retumbó tres años, del 84 al 86. La gran factoría de Fene no se cerró del todo aunque las autoridades comunitarias la cercenaron con un veto a la construcción civil que expira en 2015.

 Fue el principio del fin para una ría que vive por y para los astilleros y que dio de comer a las familias de más de 10.000 obreros. 27 años después, la situación es incluso peor. No hay barcos en la grada, los despidos pasan de 2.315 y en Navantia quedan otros 2.358 trabajadores sin flotel, ni dique flotante ni fragatas que construir. Todas ellas promesas electorales de los gobiernos del PP en Madrid y la Xunta, que Alberto Núñez Feijóo asumió personalmente erigiéndose en mediador con Pemex. Ayer, en el Parlamento, culpó de la situación a Navantia, empresa controlada por el Gobierno central, contra la que manifestó su “absoluta decepción”.

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Ferrol tiene hipotecada su mejor baza industrial, la ría. Los astilleros públicos tiran de la economía comarcal como una locomotora que se ha quedado sin combustible y ha ido descarrilando hasta alcanzar una tasa de paro insoportable: el 32%. La comarca pasa de 21.000 desempleados, pierde población —12.000 vecinos menos en 15 años— y destruye su tejido industrial a pesar del chorro de ayudas públicas que siguieron a las reconversiones hasta 2004.

En 2012, cerraron 26 empresas y otras 14 aplican un ERE este año. Primero fue la red de auxiliares del naval la que soportó el mazazo y estos últimos meses han ido cayendo a cuentagotas docenas de pequeños comercios y negocios que no tienen clientes. A la crisis del naval, recordaron ayer los sindicatos, se suman las del eólico (Gamesa y Alstom), la energética y la siderúrgica (Megasa), que engordan el listado de empresas amenazadas por despidos o abocadas al cierre. El efecto dominó de los astilleros ha tenido tal impacto en la economía que los operadores de los mercados, comerciantes y hosteleros del centro —salvo contadas excepciones en barrios— colocaron voluntariamente el candado antes de que desfilaran los piquetes.

Con este negro telón de fondo, miles y miles de ferrolanos se sumaron a la manifestación convocada por CIG, CC OO, UGT y USTG, la cuarta unitaria en democracia, que se estiró varios kilómetros durante dos horas con cánticos e incontables pancartas contra los recortes, las privatizaciones, las quitas y las promesas incumplidas. “El Gobierno central nos engaña, la Xunta nos miente y el gobierno ferrolano [del PP] está de oyente”, proclamó César Fraga, secretario local de la UGT. “No somos conflictivos, somos combativos”, justificó Auri Vázquez, de CCOO. Su duro reproche a Feijóo por recibir al Racing de Ferrol tras su reciente ascenso antes que al comité de Navantia le valió muchos aplausos.

El cálculo de manifestantes osciló entre los 120.000 de la CIG, los 70.00 de UGT y CCOO y los casi 30.000 que reconoció la policía local, que hizo sus cálculos por la superficie ocupada (5.800 metros cuadrados). “Esta huelga es demostrativa del nivel del cansancio de una comarca que va cuesta abajo”, resumió Suso Seixo, líder de la CIG. Acudió a la protesta Xavier Vence, portavoz del Bloque, que pidió a los gobernantes que “tomen nota del clamor popular” para “salir del agujero de las políticas neoliberales”, y la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, además de los alcaldes de Mugardos y San Sadurniño (BNG), Ares (PSOE), Narón (Terra Galega) y Gumersindo Galego, regidor popular de Fene, que escuchó todo tipo de consignas contra el partido en el que milita En la plaza de Armas, donde desembocó una protesta que se desbordó por las calles adyacentes, los manifestantes pidieron la dimisión de José Manuel Rey, alcalde de Ferrol, y responsabilizaron al PP de colocar a Ferrolterra al borde del abismo social.

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