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Electrónica y joyas móviles

El bailarín, que actúa con Marta Etura en Matadero Madrid hasta mañana, disfruta de los buenos dulces y elige cafeterías de ensueño para madurar sus proyectos

El bailarín Chevi Muraday, en Laydown Club.
El bailarín Chevi Muraday, en Laydown Club.bernardo pérez

1. Laydown Club. Me muevo mucho por las personas que habitan los lugares y siempre me he sentido muy identificado con lo que pasa aquí dentro. Es inevitable no acercarse a este club-restaurante, que en lugar de mesas tiene camas. Es genial para sorprender a algún amigo y a mí me encantan las sorpresas. Soy muy amigo de Pepe Fernández, el dueño. Me gusta pasar tiempo con él (plaza de los Mostenses, 9).

2. Pomme Sucre. Con esta cafetería-pastelería tengo una relación de amor odio. Antes trabajaba en el teatro María Guerrero, que queda muy cerca del local. Siempre teníamos un rato para descansar entre ensayo y ensayo y yo siempre terminaba viniendo a tomarme un hojaldre con crema o trufa aquí. Así me pasé cada uno de los días. Este sitio es deliciosamente adictivo (Barquillo, 49).

3. Helena Rohner. No me gustan mucho las compras, pero este sitio es la excepción. Es una tienda de joyas de diseño. Me declaro absolutamente fan de todas las colecciones de la diseñadora, Helena. Me gusta la simplicidad de la forma y cómo trabaja el volumen. Son joyas con movimiento y me siento muy vinculado a ellas. Siempre que tengo que hacer un regalo vengo aquí (Almendro, 4).

4. Club Demodé. Es uno de los sitios de Madrid donde puedes escuchar verdadera música electrónica europea. Yo viví varios años en Berlín y, una vez en España, eché de menos un buen local de este tipo de música. Al final lo encontré. La selección de DJ es estupenda. No siguen tendencias y las sesiones son de una elegancia absoluta (Ballesta, 7).

Bailarín inagotable

Chevi Muraday (Madrid, 1969), premio Nacional de Danza en 2006 y director de Losdeade, vuelve a las tablas con Return, una obra que fusiona baile e interpretación. Estará dentro de unas semanas en Valladolid interpretando El amor brujo.

5. Restaurante El Cocinillas. Me gusta especialmente ir a comer solo al mediodía. Aquí me siento a gusto y la disfruto. Recuerdo que comí hace poco un cuscús de pescado y verduras increíble, aunque la verdad es que todo está delicioso (San Joaquín, 3).

6. Tipos Infames. Tiene una selección de literatura genial. Puedes encontrar incluso poesía japonesa. Además, los dueños son capaces de encontrarte un libro con una sola frase. Ellos sí que son buenos libreros (San Joaquín, 3).

7. La Casa de la Portera. Para mí ha sido una nueva forma de entender el teatro en Madrid. Tuve la suerte de ver allí Las huérfanas, una obra que tenía tres actos, cuyo trabajo me fascinó. Además, todo el universo que envuelve a José Martret, director del espacio, me atrae mucho. Creo que ha sido un acierto y que, además, aporta muchísimo a la ciudad (Abades, 24).

8. Galería Mad is Mad. Es una galería de arte en el barrio de Chueca. Todavía es nueva para mí, por lo que aún la estoy descubriendo. Este barrio, y la calle de Pelayo, en concreto, siempre logran sorprenderme con sus propuestas (Pelayo, 48).

9. La terraza del hotel Ada. Es un refugio para las noches calurosas de verano en la ciudad. Tiene unas vistas espectaculares. Suelo venir por la tarde-noche, a ver el atardecer de la urbe. Y, sobre todo, me parece agradable acercarse los días de diario, cuando hay menos gente (Gran Vía, 2).

10. Cafetería del Museo del Romanticismo. Está en el patio del museo y es un lugar de cuento. Me gusta ir cuando estoy en época de creación, cargado con mi música y mis proyectos. Es un lugar muy tranquilo e inspirador (San Mateo, 13).

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