A la rica verdura fresca
La actriz, en cartel con la obra ‘Málaga’ en el teatro del Arte, recorre la capital en busca de productos ecológicos, espacios culturales y peluquerías donde la hagan reír
1. Peluquerida Fran Rico. Este espacio es más que un rincón donde arreglarse el pelo. Fran, el dueño, tiene un arte con la tijera como he visto en pocos peluqueros. Cuando voy a verle, además de salir estupenda, paso un rato inolvidable por el ambiente que se respira entre secadores y peines. Sus clientes son de lo más variopinto que te puedes encontrar. Las risas están aseguradas (Tres Peces, 34).
2. La Huerta de tu Casa. Es un supermercado de productos ecológicos que acaban de abrir en Embajadores. Desde que la he descubierto no puedo resistir la tentación de pasarme y probar alguno de sus vinos ecológicos mientras decido qué llevar en la cesta de la compra (Laurel, 23).
3. Katalina Wagener. Afincada en pleno corazón del barrio de Chueca, esta tienda de alta costura tiene mucha personalidad como su dueña y creadora (les juro que no es amor de tía). En este espacio de sastres, la moda no entiende de épocas; tiene sentido, flexibilidad y, sobre todo, mucha elegancia (Gravina, 1).
4. Emma y Julia. ¡Me encanta cenar en este restaurante italiano! Los mejores espaguetis a le vongole (con almejas) de todo Madrid. Además, en este rincón es fácil encontrarse con compañeros de la profesión, lo que lo hace aún más familiar y cálido. Su dueña, Emma, siempre hace de cada comida una celebración. Recomiendo su limoncello casero (Cava Baja, 19).
Aquí no hay playa
Ana Wagener (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) ganó el Goya a la mejor actriz secundaria en 2011 por su papel en La Voz Dormida. Después de 20 años en la capital, reconoce que cada vez añora menos su isla. “Pero si Madrid tuviera mar, sería perfecto”.
5. Mercado de San Fernando. Mi relación con este mercado comenzó con un villancico. La pasada Navidad me acerqué hasta Lavapiés para asistir al concierto que daba un amigo dentro del mercado y me atrapó su olor a verdura fresca y su ambiente de barrio. Desde entonces, me gusta hacer la compra allí los domingos y tomar un vermú en uno de sus puestos (Embajadores, 41).
6. Matadero. Ofrece tantas posibilidades que se ha convertido en todo un oasis cultural en la capital. Exposiciones, películas, teatro… Y si con eso no consigue saciarse, pásese por la cantina que acaban de abrir (paseo de la Chopera, 14).
7. Café La Tournée. Entre sus paredes de ladrillo se respira un ambiente a cine y a espectáculo. Será porque se encuentra en los bajos del teatro de La Latina. La última vez que fui los dueños habían organizado una fiesta de la tortilla de patata y me lo pasé en grande. La especialidad del café son los gin-tonics y los molletes, un pan de Antequera relleno de dulce o salado (plaza de la Cebada, 2).
8. Adolfo Domínguez Lounge Café. Es un sitio ideal para charlar, tomar una infusión o una copa después de una tarde de compras. El edificio es una maravilla. También puede ser un rincón para comer sano (Serrano, 5).
9. Gimnasio Arsenal. Es mi templo particular. Cuando entro allí, me olvido de todo. Hacer deporte en este gimnasio es un auténtico placer. Me encanta nadar en su piscina y relajarme bajo los chorros del spa (José Ortega y Gasset, 82).
10. Teatro del Arte. Ubicado en el barrio de Lavapiés, tiene mucha magia. Está diseñado para ver el teatro desde cerca, creando un ambiente muy íntimo entre actor y espectador. Tengo la suerte de disfrutar de esa cercanía con Málaga, la obra que ahora estoy representando (San Cosme y San Damián, 3).
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