Un taxista invade la acera y se lleva por delante a tres personas en Atocha
Hay una fallecida y cuatro heridos, dos de ellos graves. El conductor ha sido detenido
“Ha pasado algo blanco a toda velocidad, como un relámpago y de repente hemos oído un golpazo muy seco y gente chillando de repente”. Así de gráficamente expresaba la dependienta de un bar de la calle de Atocha, en Madrid (Centro), el accidente que protagonizó un taxista ayer por la tarde. Tres personas mayores resultaron heridas muy graves —una de ellas moría horas más tarde en el hospital 12 de Octubre—, y otras dos de carácter leve, después de que el conductor invadiera la acera durante unos 100 metros y terminara su enloquecida trayectoria colisionando con un coche estacionado en un semáforo.
El accidente se produjo pasadas las ocho de la noche, cuando el taxista que conducía un Toyota Prius con matrícula 8762 GJY y número de licencia 05073 se subió a la acera a la altura del número 47 de la calle de Atocha, pasada la plaza de Antón Martín. El conductor, de unos 50 años, que según algunos testigos iba a gran velocidad, pasó por delante de varios comercios y arrolló a tres personas que iban en un grupo proveniente de Colmenar Viejo.
Pasado el número 45 de la calle arrolló a la primera víctima, un hombre que quedó tendido boca abajo y que empezó a sangrar por la cabeza y por la nariz. Justo unos metros por delante, se llevó a una de las mujeres que cayó de medio lado y que prácticamente no se movía. La última víctima, otra mujer, estaba andando frente al número 35 de la calle. “Alguno de ellos ha saltado literalmente por los aires”, explicaron los testigos a la policía. “La última mujer que arrolló quedó tirada en la calzada y ni se movía. Tenía un golpe muy fuerte y enseguida empezó a sangrar”, relató la dependienta del bar.
“Todo ha sido muy rápido. Estaba la gente sentada y de repente ha pasado a bastante velocidad y hemos sentido varios golpes secos”, relataba una persona que paseaba por la acera de enfrente al lugar del accidente.
El conductor pasó entre una papelera y las fachadas. Ambas quedaron intactas, pese a que se dejó el retrovisor derecho a su paso. Después continuó sin control hasta que bajó de nuevo a la acera. Golpeó el lateral izquierdo del vehículo con unos bolardos de protección a la altura de la calle de Cañizares, donde rompió los pilotos y parte del faro. También se llevó por delante un Citröen C-3 que estaba parado en un semáforo en rojo antes de la calle de San Sebastián, al que desplazó unos 15 metros. Ambos quedaron fundidos y el capó del taxi empotrado contra el maletero del otro turismo.
“Lo único que se le ha ocurrido decir era que se había destrozado el coche, después de toda la que ha montado”, relataba otra testigo. El pasajero que iba en el taxi no esperó la llegada de la policía y se marchó. Los airbags del coche saltaron, mientras el taxímetro continuaba funcionando y las luces quedaron encendidas. En el techo del vehículo aún se veía el número 2 de la tarifa, correspondiente a un día festivo.
Las consecuencias del atropello fueron muy graves. Una de las víctimas, una mujer de 74 años, entró en parada cardiorrespiratoria, de la que pudo ser reanimada por los sanitarios del SAMUR que se desplazaron al lugar. Sufría numerosos golpes por todo el cuerpo. Fue trasladada al servicio de urgencias del hospital 12 de Octubre. Y falleció horas más tarde debido a las lesiones que presentaba.
Otra mujer, de 75 años, sufría un traumatismo craneoencefálico muy grave. Tras ser estabilizada fue trasladada al hospital Clínico. La otra víctima, un varón de 80 años, sufría policontusiones por todo el cuerpo. Ingresó en el hospital La Paz, según informó un portavoz de Emergencias Madrid. Los dos ocupantes del Citroën C-3, un varón y una mujer ambos de 31 años, resultaron heridos de carácter leve. El SAMUR montó un hospital de campaña en medio de la calle de Atocha, que estuvo cortada al tráfico durante más de tres horas.
Fuentes de la Policía Municipal de Madrid, que se encarga de las investigaciones del accidente, confirmaron a EL PAÍS que el conductor dio negativo en la prueba de alcoholemia. Eso sí, los agentes se lo llevaron a la Unidad de Investigación de Accidentes, en la calle de Plomo (Arganzuela), para comprobar si estaba bajo los efectos de alguna droga o de algún medicamento. Fuentes policiales indicaron que tenía los ojos rojizos y que hablaba de forma lenta. Algunos testigos señalaron incluso que les parecía que se había dado una cabezada durante el accidente.
Otros testigos explicaron que las víctimas eran un grupo de diez vecinos de Colmenar Viejo que acostumbraba a dar una vuelta por el centro de Madrid los domingos por la tarde. “Los maridos de las dos mujeres estaban muy nerviosos. Les hemos dicho que si les preparábamos unas tilas, pero han dicho que no, que se marchaban de inmediato al hospital”, explicó una vecina del número 43 de la calle de Atocha.
La policía estaba intentando recabar las imágenes de las cámaras de videovigilancia de los establecimientos de la zona, en especial de una sucursal bancaria y de un hotel que había en la calle de San Sebastián para intentar reconstruir lo ocurrido. Alrededor de las 22.00, grúas municipales retiraban los vehículos siniestrados y los trasladaban a un depósito del Ayuntamiento.
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