“Si no subimos el nivel ético, la calidad democrática se hunde”
El rector de la Universidad de Sevilla afirma que "ningún país puede comprender que la clase política no tenga una buena formación"
El rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano (Sevilla, 1964), ha vivido “dos vidas diarias, a veces tres” en el último año: recortes presupuestarios, graves retrasos en las transferencias de fondos de la Junta, un plante conjunto e inédito al ministro de Educación, José Ignacio Wert, por su falta de disposición al diálogo; dos semanas de paro de la actividad académica en contra de las políticas educativas del PP... “Nos hemos vaciado”, resume. Esta semana, el 77% de sus claustrales han respaldado su primer año de gestión. En este tiempo, Ramírez de Arellano ha echado en falta más tiempo para disfrutar de sus dos hijos, de 10 y 14 años, y los “momentos mágicos” que vivía con sus alumnos. Doctor en Física y Licenciado en Economía disfruta enormemente “generando opiniones” en charlas con sus amigos y paseando.
Pregunta. ¿Qué le pareció el acto de protesta que impidió dar la conferencia al ministro Wert hace una semana en Sevilla?
Respuesta. Yo estuve allí, invitado por el periódico que lo organizaba. Fui porque me hubiera gustado escucharle. Los rectores le venimos reclamando precisamente diálogo. Todavía el ministro no ha explicado su programa sobre universidades (…) Los universitarios estamos acostumbrados a las acciones de protesta de esa naturaleza, dentro de que esas reivindicaciones sean razonables, también debe ser razonable que se presenten las ideas y se dialogue. Yo eso es lo que hubiera esperado, desgraciadamente no lo tuve.
P. ¿Cómo está la relación de la Universidad con el Ministerio de Educación?
R. La verdad es que ha ido mejorando. El nuevo secretario general de universidades, Federico Morán, que llegó en septiembre, es una persona muy dialogante y conocedor de la universidad. Todavía hay mucho margen de maniobra para mejorar.
P. ¿Cómo ha recibido el proyecto de reforma de calidad educativa?
R. El acceso a la universidad me tiene muy preocupado. Desaparece la prueba de acceso, que era uno de los sistemas más acreditados en cuanto a transparencia y solvencia en este país. El estudiante acreditaba sus méritos para poder elegir primero la carrera que quería. Esto se quiere cambiar por un sistema en el que la prueba general de bachillerato que se hace en los centros educativos, privados y públicos, sirva para entrar en la universidad, complementada por algún otro requisito que la universidad quiera poner, eliminando el sistema universal, y después incluyendo una entrevista. He tenido la oportunidad de decir al ministro que no entiendo de dónde viene la necesidad de ese cambio. (...) Hay que ser muy cuidadosos porque la igualdad de oportunidades es algo que se tiene que vigilar con absoluta limpieza, y no digamos nada de complementar con la equidad, porque eso ya incluye factores de carácter sociológico. Quizás sea el factor que más preocupaciones levanta en los universitarios.
P. ¿Se puede reconducir la relación con el ministro?
R. Creo que sería una buena oportunidad abrir un diálogo franco y se guardaran en un cajón las visiones parciales de los problemas. Buscar un gran pacto nacional para mejorar la universidad, apostar por un conjunto de pequeñas modificaciones. (...) Lamento los desencuentros. Creo que las cosas han ido mejorando y animo a que nos inviten a hablar abiertamente, pensando en mejorar de verdad.
P. ¿Qué opina del planteamiento de unir universidades?
R. El sistema andaluz se ha desarrollado de manera racional. Es muy positivo que haya una universidad en Huelva, en Jaén o Almería. Los estudios demuestran que de cada euro que se invierte en la universidad pública se generan otros cuatro. Se genera valor, riqueza, negocios... Más que hablar de quitar y poner universidades en Andalucía hablaría de especialización, de permitir mayor autonomía a la hora de organizarse.
P. ¿Cómo ve que los titulados españoles tengan que marcharse al extranjero porque no encuentran trabajo?
R. Que se vayan a adquirir una perspectiva general no lo considero un fracaso. Lo grave es que no haya horizontes para que pudieran volver una vez enriquecidos con esa experiencia. Para que vuelvan hace falta que haya un plan. El país debe decidir qué debe hacer.
P. ¿Cómo saldremos de esta crisis?
R. Tomando constancia de las fortalezas y debilidades. Hay que abandonar el derrotismo y la melancolía y abordar el futuro con un plan. No se debe caer en responsabilizar a las personas. Tienen que ser valientes, decir la verdad, que ganemos confianza. Hemos perdido algunos trenes, pues sí, pero hay otros muchos. Tenemos una industria creativa, el sector editorial, por ejemplo, es líder mundial.
P. ¿Qué opina de los casos de corrupción política de las últimas semanas?
R. Lamento mucho que se den estos casos, no solo en la política, sino en la empresa, en lugares que son críticos e indispensables para los ciudadanos. Es indispensable elevar el nivel formativo de los políticos y de los empresarios. Ningún país puede comprender que la clase política no tenga una buena formación. Además hay que ser absolutamente inflexible con la corrupción y con los caminos que tengan atajos al esfuerzo. Una persona con un problema de esta naturaleza debe inmediatamente abandonar el cargo público. Desde luego, esa persona no puede acabar su vida en política. Si no elevamos el nivel ético, la calidad democrática se viene abajo.
P. ¿Debe ser la política una profesión?
R. No tiene nada de malo ser un político profesional, lo que es malo son las personas que se instalan en la política para sobrevivir. Es algo bueno dedicarse a la política. Es un acto de hipocresía, por ejemplo, que los sueldos de los políticos que tienen elevadas responsabilidades sean pequeños por cuestiones presupuestarias. La responsabilidad debe de ser coherente con el sueldo.
P. ¿Le ha llamado ya Griñán para hablar del pacto por Andalucía?
R. Aún no, y le debo decir que se lo he reclamado en público. Creo que es muy importante que las universidades tengan un bloque independiente. Es posible abordar una estrategia de ahorro, austeridad concertada con la Junta de Andalucía, defendiendo los principios de igualdad de oportunidades para los estudiantes; de mérito y capacidad en el desarrollo de una carrera de los empleados de las universidades con estabilidad y perspectiva; financiación estable y suficiente y defensa absoluta de la autonomía universitaria.
P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido en su primer año como rector?
R. El escaso diálogo y espíritu de consenso. Los dos gobiernos, el andaluz y el central, han tenido problemas para saber qué hacer y cómo transmitirlo.
Un lector 'omnívoro' dialogante
Novelas, biografías, divulgación... El rector de Sevilla se define como un lector anárquico, que se decanta por un título en función de su estado anímico. "Tengo cuatro o cinco libros abiertos a la vez", confiesa cuando se le pregunta por sus ratos de ocio. Entre ellos cita algunos que le han impresionado últimamente, como un texto de la universidad estadounidense titulado Los filósofos materiales, sobre la historia de la economía. Ramírez de Arellano destaca la permanente presencia en su vida de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust; o libros "extrañísimos", como las Soledades de Góngora. Las palabras diálogo y consenso aparecen en numerosas ocasiones durante una entrevista que el profesor aprovecha para cultivar una de sus pasiones: la reflexión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.