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Ruta de escenarios con barra

El flautista y saxofonista madrileño Jorge Pardo, primer español nombrado mejor músico de jazz europeo, traza el mapa del jazz en la ciudad

El músico Jorge Pardo, en el interior de Casa Patas.
El músico Jorge Pardo, en el interior de Casa Patas. CLAUDIO ÁLVAREZ

1. El aquí y el ahora. Perdonen que me ponga simbólico, pero este es un sitio imaginario en el que quizá estoy por casualidad. Las mejores citas son en aquellos lugares de siempre en los que te encuentras con la gente. Son las calles de Madrid, la siguiente esquina o plaza en la que todo puede pasar. Es un sitio virtual en el que no venden nada y al mismo tiempo lo venden todo.

2. Casa Patas. Es un rincón de flamenco de Madrid en el que da igual que trabajes allí o en otro sitio totalmente distinto: la fiesta siempre acaba entre sus paredes. Es un lugar donde además de buena bebida y buena compañía, puedes meterte algo sólido en el estómago (Cañizares, 10).

3. Parque de Eva Perón. Es el lugar de mi yo de hace 30 años. Pasé allí mi adolescencia, tocando la guitarra con mis vecinos del barrio. Es un parque pequeño, que la gente no suele conocer, pero que para mí está lleno de recuerdos.

4. Café Populart. Casi cualquier lugar de la calle de las Huertas está lleno de historias, porque he pasado por varios de ellos con mi saxo y mi flauta. Es un sitio informal con algo de jaleo en el que siempre hay buena música. Recuerdo muchas sesiones fantásticas en las que he tenido la suerte de participar (Huertas, 22).

5. Plaza de Cascorro. Es un centro neurálgico en el que entre semana viven los aborígenes del barrio, pero el fin de semana se vuelve un barullo adorable que cuando era pequeño me descubrió mi padre. Voy allí buscando el vermú y el aperitivo del domingo, y he hecho allí sesiones de música callejera.

Entre el flamenco y el jazz

Jorge Pardo (Madrid, 1956) siempre se sintió atraído por los instrumentos de viento. Durante su carrera ha colaborado con Chick Corea, Paco de Lucía, Camarón, Pedro Iturralde… Su vida y su obra se articulan entre el jazz y el flamenco.

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6. Clamores. Es uno de los sitios de música más veteranos de Madrid. Siempre que puedo, saco un rato y toco en su escenario. Es una sala que me ha servido para experimentar algunos de mis inventos musicales. Mi disco Huellas nació entre esas paredes (Alburquerque, 14).

7. El callejón de Madrid. Es un diminuto bar frente a la salida de artistas del teatro Español. Siempre da cuartel a los flamencos que salimos de otros sitios a última hora, porque suele abrir hasta tarde. Es un local muy vinculado al flamenco y puedo decir que, cuando entras, allí ocurren cosas mágicas (Manuel Fernández y González, 5).

8. Café Central. En este lugar mantienen una tradición de buena música desde hace más de 30 años. Yo he participado en las sesiones de sus primeros kilómetros, y de vez en cuando me sigue gustando pasarme por su sala, que es preciosa (plaza del Ángel, 10).

9. Bogui Jazz. Lo lleva Dick Angstadt con muy buen criterio. Hace poco se lo cerraron por incumplimiento de algunas normativas legales, pero tuvo en todo momento el apoyo del colectivo de los músicos de Madrid y volvió a abrir al poco tiempo. Es un lugar fantástico para hacer música o para escuchar a grupos en directo (Barquillo, 29).

10. Corral de la Morería y El Candela. Es imposible concebir uno sin el otro o decirme que decida entre uno de los dos, porque no puedo. Tienen que ir juntos. Lo ideal es empezar la noche con una buena sesión de flamenco en el Corral y acudir al Candela para tomarse la última (Morería, 17, y Olmo, 2).

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