La Reina preside el acto de los 25 años de la fundación Macba

El presidente de la Fundación Macba, Leopoldo Rodés, no escondió su satisfacción anoche cuando recibió a la Reina doña Sofía en su segunda visita al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). La primera fue el 28 de noviembre de 1995 para la inauguración del mismo. Les rodeaban María de los Llanos Luna, delegada del Gobierno en Cataluña; Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior; Xavier Trias, alcalde de Barcelona y Ferran Mascarell, consejero de Cultura de la Generalitat. Casi no hubo parlamentos. Rodés trasmitió a la Reina su alegría por haber conseguido, con la ayuda de la sociedad civil catalana, reunir una colección a la altura de los grandes museos internacionales y, aunque se había anunciado que doña Sofía no haría declaraciones, resultó francamente raro que no pronunciara ni una palabra en respuesta a la bienvenida.

 Al evento acudieron unas 270 personas entre las cuales se encontraban representantes de las 30 empresas y los 33 particulares, que se reunieron alrededor de Leopoldo Rodés, cuando a finales de 1987, ocho años antes de que el museo abriera sus puertas, se constituyó la Fundación Macba. Su labor sería reunir las obras que conformarían el núcleo fundacional de la colección del museo, que actualmente cuenta con 4.674 piezas, cuyo núcleo vertebrador pivota alrededor de las décadas de 1960 y 1970. También participó en la celebración Pasqual Maragall, en aquella época alcalde de Barcelona, que fue el gran impulsor del Macba y encargó al arquitecto norteamericano Richard Meier la construcción del emblemático edificio blanco, que se convirtió en el símbolo de la restructuración y revitalización del Raval, entonces al borde de la degradación.

La Reina pudo admirar algunas de las mejores obras que componen la colección, seleccionadas para la exposición Episodios críticos (1957-2011), que exhibe más de 200 piezas de 64 artistas, hasta el 6 de enero. Bartomeu Marí, director del museo, destacó las obras principales, deteniéndose frente a unas vallas publicitarias en la que ha intervenido el francés Raymond Hains y delante de la espectacular instalación de Gerhard Richter formada por 48 retratos, para que los fotógrafos pudieran inmortalizar el momento.