Lunas rotas y pasajeros abandonados en ruta en la huelga de autobús de Vigo
La concesionaria Vitrasa afronta el primer paro indefinido en 44 años de historia
La huelga indefinida en el transporte público de Vigo que arrancó ayer es la primera que se convoca en 44 años de historia de la compañía concesionaria. Las reuniones del fin de semana entre la empresa Vitrasa y los trabajadores no lograron evitar un paro que llega tras 11 meses de negociación del nuevo convenio colectivo y después de la última subida del precio del billete. La plantilla reclama un incremento salarial del 1%, dos días a la semana de descanso, 25 días laborales de vacaciones y mejoras en el pago de horas extra.
Ayer, representantes de la plantilla y de la directiva negociaron durante casi ocho horas sin llegar a ningún acuerdo al tiempo que en la calle se sucedían las quejas de los usuarios. De 118 coches que componen el parque móvil de la concesionaria, rodaban 44. Estos vehículos cubrían, según la empresa, “un 25% del servicio diario en horas valle y un 40% en horas punta”. A las siete de la mañana, un autocar de los que sí circulaban, todavía sin pasajeros, fue apedreado en Valadares.
El presidente del comité de empresa de Vitrasa, Narciso Pazos, señaló a Europa Press que la huelga indefinida se convocó “muy a pesar” de los trabajadores. “Estuvimos 11 meses negociando sin huelga, sin nada; el sábado fuimos allí con la intención de entrar en un debate pero la empresa se cerró en banda: ‘mientras no se anule la huelga, nada”, explica el representante de los trabajadores que les planteó la compañía.
Ayer, 11 de las 33 líneas de autobús fueron suprimidas y en el resto (22, incluidas las que se dedican a transportar estudiantes al campus universitario) se establecieron servicios mínimos que hoy seguirán vigentes. La reunión entre representantes de la empresa y de los empleados se celebró con la mediación del jefe de la Inspección de Trabajo. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, urgió a las partes a permanecer “sentadas” a la mesa hasta lograr un acuerdo para poner fin a un conflicto que afecta, sobre todo, como denunció la federación vecinal, a las parroquias rurales. El extenso y poblado extrarradio de Vigo sufrió ayer las peores consecuencias de la huelga. Según María Pérez, presidenta de la federación de asociaciones Eduardo Chao, algunas líneas redujeron o interrumpieron su trayecto y los coches “abandonaron a los pasajeros a varias paradas de distancia” de la que realmente les correspondía. Los usuarios tuvieron que completar el camino andando.
El concejal del PP Antonio Bernárdez aprovechó para arremeter contra Caballero y aseguró que el gobierno local “pierde el bus sentado en las marquesinas de Norman Foster”. Según el edil, la concesionaria ha presentado una solicitud en el registro del Ayuntamiento para subir el precio del billete el próximo año.
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