Mozart “radiofónico”
René Jacobs 'recuperará' los diálogos hablados de las óperas del genio con libreto de Da Ponte en el Palau de la Música
La temporada de Palau 100 en el Palau de la Música de Barcelona ofreció ayer por la noche La flauta mágica, según la peculiar versión de René Jacobs, uno de los máximos especialistas contemporáneos en la interpretación con instrumentos originales. Con la última ópera escrita por Mozart, el director flamenco inaugura un proyecto de largo alcance que en los próximos años llevará también al Palau la trilogía sobre libretos de Lorenzo da Ponte: Le nozze di Figaro (2013), Così fan tutte (2014) y Don Giovanni(2015).
La versión que ofreció Jacobs (Gante, 1946) de La flauta mágica fue “semidramatizada”, según aclara el propio director en conversación con este diario, es decir jugó con el movimiento de algunos elementos escénicos, como las sillas en que se acomodan los solistas. “Pero si tengo que definir esta versión no escénica con mayor propiedad prefiero utilizar el término ‘radiofónica’. Esto es, trato de dar el mismo peso a los diálogos hablados que a las partes cantadas, utilizando a veces en los primeros el Sprechgesang [habla entonada, según la idea de Arnold Schönberg] y en las segundas el timbre de la voz hablada del cantante”.
Jacobs se toma otras libertades, como introducir el fortepiano (el antepasado directo del piano, de cuerda percutida) en los pasajes dialogados. “Eso no está en la partitura, pero en los teatros populares de las afueras de Viena [La flauta... se estrenó en uno de ellos, el Auf der Wieden, en 1791] el concertador solía acompañarse de ese instrumento e introducía improvisaciones sobre canciones u oberturas conocidas. Yo he recuperado esa práctica”. También ha recuperado “efectos sonoros” que sin duda acompañaban aquellas primeras representaciones: “En este tipo de óperas fantásticas se creaba el clima de terror o de admiración buscando efectos sonoros con los propios instrumentos. Eso también lo he recuperado”.
Finalmente, son muy vistosas las alteraciones que Jacobs, al frente de la Akademie für alte Musik Berlin, introduce en los tiempos. “Los hago mucho más rápidos de lo que estamos acostumbrados hoy en día. Por ejemplo, el aria de Pamina del segundo acto, Ach, ich fühl’s, hoy suele cantarse como un lamento, cuando la mujer de Mozart, Constanze, confiesa al primer biógrafo del compositor, Georg Nikolaus von Nissen, que ese pasaje tenía un carácter agitado. Los tempi se han ido ralentizando”.
¿Y eso por qué ha ocurrido? “Es una buena pregunta. Supongo que porque las orquestas se ampliaron en la era romántica y con ello se volvieron más pesadas, menos ágiles. Pero puede que haya también otra razón: cuando se prescinde de los diálogos y se tocan solo las arias, que es lo que fue sucediendo posteriormente, estas tienden a ejecutarse más lentamente. Cuando una melodía es muy conocida, por lo general se toca más lenta”.
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