Mas celebra que los intelectuales pidan que se escuche a los catalanes
El presidente catalán compara el Estado con un socio que no paga las facturas
El manifiesto en el que 300 intelectuales españoles alertaban de la deriva soberanista alentada por Convergència i Unió y por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, fue mal recibido entre los nacionalistas, que obviaron la propuesta federal del texto y lo vieron simplemente como un "ataque directo" a la federación. El propio Mas obvió ayer el manifiesto, pero se ha referido a él esta mañana en un desayuno informativo organizado por El Periódico.
El líder nacionalista no ha escondido su desacuerdo con gran parte del texto -"es tremendamente crítico con Cataluña, con CiU y conmigo mismo, dice que toda la culpa es nuestra"-, pero ha preferido destacar la llamada al diálogo del texto: "El manifiesto dice que si realmente hay una voluntad mayoritaria del pueblo de Cataluña para construir un Estado propio, se debe tomar nota y buscar soluciones. Quedémonos con esta parte", ha pedido Mas. La voluntad del pueblo catalán, dice el candidato de CiU, se conocerá en las urnas el 25 de noviembre. El líder nacionalista ha insistido en que sin una "mayoría clara" en los comicios, el proceso para convocar un referéndum sobre la autodeterminación quedaría desdibujado porque celebrarlo, ha apuntado Mas, "sería ir en contra de la voluntad expresada en las urnas".
El presidente catalán ha enmarcado el manifiesto de los intelectuales en "un pequeño movimiento dentro de la sociedad española" que apuesta por una "apertura mental hacia Cataluña" y que debe crecer, a juicio de Mas, para poder establecer puentes de entendimiento. El líder de CiU ha menospreciado las apelaciones al diálogo del Gobierno español, acusando al Ejecutivo de actuar por electoralismo: "Se dedicaron a dar caña a Cataluña para ganar las elecciones en Galicia y ahora llaman al diálogo porque se acerca el 25-N. Cuando se actúa así, es que no van en serio. Pero nosotros estamos abiertos al diálogo. Que escuchen el resultado de las urnas".
Una de las cuestiones claves en el proceso soberanista es si el hipotético nuevo Estado catalán sería miembro de pleno derecho de la Unión Europea. El Gobierno comunitario ha dejado claro que "quien se separa queda fuera". Pero Mas prefiere ser optimista. Ya acepta que, tratados en mano, Cataluña estaría excluida de la Unión, pero ha apelado al "sentido común y a la "interpretación política de la UE" para revertir esta situación.
En este sentido ha pedido a la UE que se adapte a la situación catalana mediante una ampliación interna, es decir, reconociendo el nuevo estatus de Cataluña sin necesidad de que la comunidad solicite su admisión. El presidente catalán ha aseverado que la hora de aclarar si Cataluña estaría dentro o fuera de la UE sería al definir la pregunta del referéndum por la autodeterminación. "Habrá informaciones que deberemos tener para que el pueblo pueda expresarse libremente", ha dicho.
CiU se esfuerza en subrayar su perfil europeísta para lograr amistades en el seno de la UE. El estricto cumplimiento del déficit es uno de los pasos para obtenerlo, según Mas. Los recortes -que pese a todo no han permitido que Cataluña cumpla el objetivo de déficit- continuarán en la siguiente legislatura. El presidente ha destacado que su proceso soberanista "no es una cobertura para tapar los recortes".
El tijeretazo seguirá, ha dicho Mas, que ha defendido, sin embargo, la gestión en las áreas más afectadas: educación, sanidad y bienestar social. De no obtener la mayoría absoluta, su gran objetivo, Mas deberá buscar pactos para seguir con los recortes. En toda la legislatura ha pactado con el PP, pero las distancias entre ambos partidos son ahora insalvables por la deriva soberanista del presidente. Sin embargo, Mas no ha cerrado la puerta a seguir pactando cuestiones presupuestarias con los populares en la siguiente legislatura.
Mas ha repetido viejos argumentos para justificar su deriva soberanista, aunque cambiando en las formas: el presidente ha comparado las relaciones entre Cataluña y el resto de España con las de una empresa con un socio y cliente, un socio que ha dibujado como calamitoso para los resultados de la empresa catalana.
"Es una empresa que no solo no va a las ampliaciones de capital, sino que quiere cobrar los mismos dividendos; un socio que impugna los acuerdos de la junta de accionistas y la lleva a los tribunales; un socio que no aporta capital a la sociedad porque dice que no tiene dinero, pero sí aporta a otros socios; un socio que prescinde de la normativa mercantil, que no tiene criterio de rentabilidad en sus inversiones y te esconde los resultados de compatibilidad de tu propia empresa", ha ilustrado Mas.
Ha seguido la metáfora destacando que el socio -el Gobierno español- es también cliente: "No paga las facturas que te debe y no reconoce tu deuda", ha lamentado Mas. Para convertir su metáfora en realidad, ha citado la negativa del Gobierno a su propuesta de modelo de financiación, el déficit fiscal, las escasas inversiones en infraestructuras en Cataluña comparadas con las de otras comunidades y las invasiones de competencias. "¿Se quedarían ustedes de brazos cruzados?", ha preguntado retóricamente Mas. La única alternativa, ha cerrado el líder de CiU, es la consulta por la autodeterminación que propone la federación, ya que la empresa, España, "no ha querido cambiar nunca de modelo productivo".
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