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De la cola del Inem al escaño

El diputado electo por AGE en Ourense, David Fernández, es el único parado que entrará en el Parlamento

David Fernández Calviño, ayer en el campus de Ourense
David Fernández Calviño, ayer en el campus de OurenseNACHO GÓMEZ

A David Fernández Calviño se le cruza siempre la vida en el camino. En cuanto él dispone y organiza racionalmente un objetivo, llega el azar (esto es, la política) y le desencuadra el planillo. El diputado electo por Alternativa Galega de Esquerda (AGE) en Ourense, nacido en Toén en 1979 y doctor en Ingeniería de Montes, lleva 10 meses cobrando —“la verdad es que bastante”, dice casi avergonzado— 980 euros mensuales del desempleo. El único parado del Parlamento gallego salido de las urnas el pasado 21-O tiene 32 años, es concejal —sustituyendo a un compañero que renunció por razones familiares— del grupo mixto (tras su paso del BNG a Anova) en su pueblo natal y posee un currículo académico —tan brillante como inútil en este momento— fraguado al calor del ya desmontado Estado del Bienestar.

Fernández Calviño estuvo siete años impartiendo clases de Ingeniería en la Universidad con contratos predoctoral y doctoral. Justo cuando le correspondía la beca Parga Pondal, después de cumplir escrupulosamente todos los requisitos para acceder a ella (incluida su formación en Madrid y Suecia) el Gobierno del PP en la Xunta decidió recortar también por ahí y lo plantó en la cola del Inem. Ahora que pensaba pedir la Ramón y Cajal y esperaba por otra ayuda para impartir su doctorado durante dos años en París con un sueldo de 4.000 euros mensuales, los ourensanos lo ponen en O Hórreo con un escaño. Abandonará el desempleo. “Supongo que cobraré en el Parlamento”, señala, así, imprecisamente.

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Calviño recibe en un sofá arrinconado en una esquina del vestíbulo de la Facultad de Ingeniería de Ourense a la que él sigue yendo a diario, para no perder la costumbre y la formación. Mira levemente por encima de las gafas, sonríe levemente y habla levemente. Incluso para repetir, sin la mínima impostura, lo que unas horas antes declaró en una entrevista en Onda Cero Ourense: “Sí, sí; si hay una manifestación de ciudadanos avasallados por el poder, claro que yo salgo a la calle con ellos a tirarles huevos a mis compañeros del Parlamento”. “No concibo estar ahí si no es para defender a los ciudadanos. Nosotros tenemos un proyecto humilde basado únicamente en llegar a las personas”, explica. Y abunda sobre esto: “Es que si ves a los diputados ya te das cuenta de que no son como la gente normal: su forma de vestir, su forma de hablar, su forma de estar y de decir las cosas”. Y entre “los diputados que hay ahí” incluye a sus excompañeros del BNG que “no son capaces de conectar con la sociedad”.

Cree, como repite el líder de su recién nacida formación, Xosé Manuel Beiras, que la entrada de la coalición Anova-EU en O Hórreo será el fin del PP. Está convencido de que no hay rodillos que valgan cuando hay oposición. “Vamos a explicarle todo a los ciudadanos, vamos a darles todos los datos, vamos a decirles cuánto se gasta el PP en los conciertos educativos con centros privados y cuánto le quita a la enseñanza pública; vamos a demostrar cómo el desmantelamiento del Estado del Bienestar no tiene nada que ver con la austeridad, sino solo con el mercantilismo del PP; un mercadeo para favorecer los negocios de sus amigos”. Y está convencido de que si la gente les escucha, el rodillo frenará en seco. No por pudor, sino por una cuestión de simple “rédito electoral”. Destaca la pérdida de más de 100.000 votos del PP en estos comicios en los que barrió a una oposición “que todavía perdió muchos más”. “El PP acaba de tener el peor resultado en Galicia desde los ochenta”, sentencia mientras explica que el apoyo a su formación y la abultada abstención evidencian que las formaciones políticas tradicionales están obsoletas: “Nosotros vamos a hacer la política institucional con la ciudadana”.

Su jovencísima organización no tiene sede central —en Ourense consiguieron una hace unos días: el bar de un afiliado que llevaba 15 años cerrado— y no han decidido el reparto del trabajo parlamentario. “Solo me haré cargo de algo de lo que tenga conocimientos; esto es fundamental para mí, no entiendo cómo un diputado puede hacer bien un trabajo para el que no esté preparado”, advierte. Sobre el tan cacareado vaticinio de ruptura del pacto de una formación nacionalista (Anova) con otra federalista (Esquerda Unida), el diputado electo reconoce que se trata de “una coalición de emergencia nacional y social”. “Esta crisis tiene arreglo y vamos a demostrarlo”, sentencia categórico sin recordar que el azar le puede deparar aún una beca.

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