El principal imputado en Mercasevilla guarda silencio ante el jurado
La sala escucha con nitidez la conversación con los empresarios denunciantes
Silencio para abrir fuego. Las declaraciones de los cuatro acusados en el juicio del caso Mercasevilla se iniciaron ayer y el exdirector de la empresa pública Fernando Mellet se negó a expresar su opinión ante el jurado que decide si cometió cohecho cuando supuestamente exigió un soborno de 450.000 euros a dos empresarios a cambio de concederles una escuela de hostelería. Mellet avanzó que rechazaba declarar porque la grabación en la que se escucha la petición del soborno vulneró sus derechos fundamentales.
El exdirectivo y abogado ha recurrido la grabación ante el Tribunal Constitucional por vulneración de su derecho a la intimidad, de momento sin respuesta. Ayer intentó explicar su posición a la sala, pero el magistrado presidente, Ángel Márquez, le frenó en seco: “Tiene derecho a no declarar pero no a hacer alocuciones”. La sesión fue posiblemente la más perjudicial para sus intereses, ya que los nueve miembros del jurado pudieron oír con nitidez la conversación con los dos empresarios en la que supuestamente les exige la mordida junto al exsubdirector de Mercasevilla Daniel Ponce.
Por contra, la vista sonrió al exdelegado de Empleo en Sevilla Antonio Rivas, imputado junto a la excúpula de la empresa. El magistrado rechazó incorporar la declaración de Mellet en fiscalía, única prueba sólida contra Rivas y donde el exdirectivo declara que Rivas le ordenó pedir la comisión ilegal. “No se permite por no tratarse de una diligencia sumarial”, apuntó el juez antes de que el fiscal planteara una protesta formal.
A la petición del ministerio público se sumaron los letrados que ejercen la acusación en nombre de la Fundación Mercasevilla y del PP, que protestaron ante la “absoluta indefensión” que sufren por no haber podido aportar la declaración de Mellet.
El único indicio contra el exdelegado son dos llamadas al móvil de Mellet el 5 de enero del 2009, en las que Rivas asegura que no hablaron del cohecho sino que su objetivo era pedir que la hija de su secretaria saliese en la carroza de Mercasevilla dentro de la cabalgata de Reyes.
En la sesión del martes el jurado padeció un problema técnico que le impidió escuchar la famosa grabación con nitidez. Ayer este inconveniente fue solventado, pero tres cortes de luz dejaron a la sala sin ordenadores, luz ni aire acondicionado.
La audición de la cinta grabada hizo que las frases, ya conocidas por su publicación en prensa, adquirieran más fuerza que nunca: “La Junta tiene normalmente un esquema de funcionamiento muy simple; yo colaboro con quien colabora”. En la cinta, los empresarios tildan esta “contribución voluntaria” de “impuesto revolucionario”. “Preferimos no saber a dónde va”, matizan.
Los acusados achacaron este soborno de 450.000 euros exigido a los hosteleros a la necesidad de contribuir con el Gobierno autónomo: “La Junta nos dice que esto es para niños saharauis y yo me tengo que creer que es para niños saharauis, aunque después sea para carteles de Felipe González”. La grabación incluye un regateo entre los empresarios y los exdirectivos para poder pagar la mordida a plazos o dejar la cifra exigida en “200.000 euros y no hablamos más”.
Tras la cinta, Mellet oyó las preguntas del fiscal, entre ellas si Rivas “le dijo para quién era” el dinero que supuestamente le pidió a los dos empresarios. El exdirectivo atendía impertérrito mientras se acariciaba la barbilla con el puño cerrado.
Además, el fiscal también le preguntó a Mellet cómo tenía previsto repartirse el dinero y si prometió a Ponce y Pereira [Regla Pereira, funcionaria imputada] “alguna cantidad de dinero a cambio de su participación”. “¿Se reconoce usted en la grabación?”, preguntaba el fiscal mientras Mellet seguía con la mirada perdida.
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