Los gallitos del PP
Las voces que llegan de la cúpula del PP son discordantes. Sencillamente, porque no hay un gallo potente que ponga orden en el corral
Anda el gallinero del PP andaluz alborotado tras la fuga del gallo mayor. Desplumado Javier Arenas, recogió el testigo un personaje gris y de aspecto bonachón, Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla.
Apenas tres meses después, los nervios comienzan a aflorar en el corral pepero.
No lo digo yo. Lo dicen dirigentes del PP y lo reseñan analistas solventes. José Antonio Carrizosa, director de Diario de Sevilla, escribía el domingo que el PP andaluz, sumido en una “confusión profunda”, se muestra “incapaz de ofrecer una agenda clara y un liderazgo ilusionante”.
Todo, según Carrizosa, porque “gente dentro del PP piensa que el principal obstáculo de Zoido para consolidar un liderazgo regional que permita a su formación aspirar con posibilidades al Gobierno de Andalucía… es que él mismo no se lo cree”.
Lo que muchos sospechaban, se confirma. Aquella voz única de Arenas, que recorría veloz la geografía andaluza, de cabo de Gata a Isla Canela, impartiendo consignas y poniendo firmes al personal, ha desaparecido.
En su lugar, se oyen voces dispares, unas más altas que otras, algunas susurrantes, temerosas de destapar demasiado pronto su juego. Pero todas tienen el mismo objetivo: posicionarse para ser el candidato del PP en las elecciones autonómicas.
Descartada/defenestrada Esperanza Oña por el propio Arenas, los mejor situados para asumir ese liderazgo son el propio Zoido, el portavoz parlamentario Carlos Rojas y la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo.
Los tres son o han sido alcaldes: de Sevilla, de Motril y de Adra, respectivamente. Formalmente, ni Rojas ni Crespo se salen del guión: en público apoyan a Zoido. Igual que otros dirigentes provinciales. Aunque estén pensando que difícilmente se puede consolidar un liderazgo regional cuando se intenta compaginar con la alcaldía de Sevilla, una ciudad admirada y rechazada a partes iguales en el resto de la comunidad. Además, el propio Zoido elude pronunciarse sobre su candidatura. ¿Por miedo o por prudencia?
Y en vez de sembrar amistades, Zoido coloca pedruscos en el camino. Eso ha hecho al exigirle a la Junta que priorice la ampliación del metro de Sevilla sobre los de Málaga y Granada. Aunque ha matizado luego que los tres son urgentes, los alcaldes de estas capitales han comprobado que Zoido piensa más en su refugio sevillano que en la aventura de la presidencia de Andalucía.
En lo único que por ahora coinciden los tres posibles candidatos es en sus ataques al Gobierno bipartito, como lo llaman despectivamente. En primer lugar, sembrando dudas sobre las finanzas de la Junta. A pesar de que sus cuentas hayan sido aprobadas por Hacienda y, según el Banco de España, Andalucía sea la quinta comunidad menos endeudada de España: el 10,7% de su PIB, muy por debajo de la media (14,2%) y la mitad que Cataluña (22%) o Valencia (20,8%). Aún así, Crespo decía en Canal Sur Televisión que “no sabemos cuál es la situación económica de Andalucía”.
En segundo lugar, intentan crear la imagen de un “Gobierno de perdedores, con el rumbo perdido”. (Zoido, en La Ventana de Andalucía, Cadena SER). Un Gobierno de peligrosos izquierdistas, radical, agitador, instalado en las barricadas y condescendiente con los robos a los supermercados perpetrados por las huestes de Sánchez Gordillo. Solo les falta decirles, ¡cooooooomunista!, como espetó hace unos días la dimitida Esperanza Aguirre al líder de IU en el parlamento madrileño.
Pero, salvo en esas ocasiones, en las que el enemigo común les une, las voces que llegan de la cúpula del PP son discordantes. Sencillamente, porque no hay un gallo potente que ponga orden en el corral. Así, no es extraño que afloren los nervios.
@JRomanOrozco
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