Buñol congrega a 40.000 ‘guerreros’ en la Tomatina
Este año se han lanzado 120.000 kilos de tomate en una batalla que ha terminado sin incidentes La repercusión económica de la Tomatina supone unos ingresos de 300.000 euros
Coger un tomate, romperlo entre los dedos, apuntar a un objetivo y lanzarlo sin piedad. Este es el gesto que se ha repetido hoy más de 800.000 veces en la Tomatina de Buñol, en la que se han lanzado 120.000 kilos de tomate. Como cada año desde 1943, a las 11 de la mañana sonaba el trueno que indicaba el inicio de la batalla, aunque a las ocho de la mañana los cerca de 40.000 guerreros ya habían empezado a apostarse en la Avenida Diputación. Entre 3.000 y 4.000 personas se han quedado sin poder entrar al recinto de la Tomatina en el que se ha celebrado una batalla sin incidentes, según fuentes del Ayuntamiento.
Cinco camiones con 24 toneladas de tomate y cerca de 30 personas en su interior cada uno han recorrido las calles de Buñol durante una hora haciendo las delicias de los asistentes, en su mayoría turistas internacionales. Los australianos, los japoneses y los coreanos son los más numerosos aunque, según fuentes del Ayuntamiento de Buñol, llegan visitantes de casi todo el mundo. La pregunta es ¿dónde están los ciudadanos de Buñol?.
"Cuando tenía nueve años mi madre me daba una bolsita de tomates para que me fuese a la Tomatina", cuenta Susi, vecina de de 40 años que ya no participa en la fiesta del tomate. "Aun hay gente del pueblo que sale, pero menos. La fiesta se hace ya casi para la gente de fuera", dice decepcionada. Esta mañana dos familias cargaban municiones en las terrazas de dos edificios y comenzaban una batalla aérea entre los tejados que acababa entre risas y con las azoteas de varios edificios teñidas de rojo, mientras los turistas se peleaban abajo. Horas más tarde, en las ventanas de algunas casas secaban las zapatillas enrojecidas de algunos vecinos, que indicaban que todavía salen a lanzarse tomates como han hecho siempre.
La mañana de la Tomatina, el pueblo de Buñol cuadruplica su población, lo que ha supuesto este año, según los cálculos del Ayuntamiento un impacto económico de 300.000 euros de ingresos directos comerciales. "Eso sin contar la promoción internacional que tiene un valor muy superior", cuenta Joaquín Masmano, alcalde de Buñol. La escasa oferta hotelera de la ciudad, consistente en cerca de 400 plazas, pretende ampliarse de cara a próximas ediciones con la instalación de un camping que albergue a 1.000 personas, con el objetivo de acoger a los turistas durante los días anteriores y posteriores a su fiesta fetiche.
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