Arquitectura de talla pequeña
Los talleres infantiles para recrear edificios cierran hoy con éxito en el Kursaal su segunda edición
Finalmente, venció el caos y la destrucción. Ni siquiera la réplica de la cubierta del Templo de Atenea Niké pudo aguantar la embestida de 75 niños con ganas de pintar y pasárselo bien. Armados con pintura blanca y pinceles, la estructura de cartón no pudo llegar ni siquiera a la primera parte del taller infantil. “Yo me piro; no quiero saber nada de la destrucción del templo”, comentaba riéndose uno de los pequeños, mientras corría en dirección opuesta a la construcción de cartón, para entonces ya por los suelos e inútil.
El principal objetivo de los talleres infantiles, organizados dentro del programa Arquitecturas del Mundo, que esta Semana Grande ha desarrollado el colectivo Maushaus en una de las terrazas de Kursaal, consiste en realizar una réplica a escala de diferentes construcciones de los seis continentes y de la Antártida a lo largo de siete días.
En este caso, los niños intentaban realizar una réplica en miniatura del templo griego. Solo se logró en parte: se pintaron de blanco las columnas, realizadas con un cartón cilíndrico y un vaso de plástico insertado en la parte superior a modo de capitel, y la base.
Al ir a recrear la cubierta, una superficie de gran tamaño dispuesta a modo de tejado en el suelo, cedió ante la insistencia con la que los participantes del taller querían pintar con sus manos la superficie de cartón. Acabaron hundiéndola y dejándola inservible.
“No quiero saber nada de destruir el templo”, decía riéndose un menor
Ello no molestó a Carlos Arruti, organizador del evento junto a sus compañeras de Maushaus, ya acostumbrado a este tipo de imprevistos. Al ver que la idea de hacer una réplica en miniatura del templo se había truncado, decidió guiar a los menores reunidos al siguiente juego de la tarde: formar un rectángulo y entre todos representar las columnas del edificio. Cada niño se convertía en un pilar, usando para representar los capiteles cajas de cartón que cada uno sujetaba sobre sí mismo junto a otro compañero. “Ya lo hicimos el año pasado, en el marco de Zurriola Intercultural, y por eso repetimos”, decía sonriente.
“No hay nada mejor para vencer el estereotipo que el conocimiento”, apuntaba Arruti mientras ayudaba a los niños que le necesitaban para poder disfrazarse de capiteles rodeándose de cartón. “A lo largo del año organizamos talleres para que estos sean un acercamiento de los niños a su entorno. Vamos desde su realidad cercana y conocida, como su casa, hasta los lugares más emblemáticos de la ciudad. Realizamos recreaciones en un estudio que tenemos y también visitas guiadas por la ciudad”, comentó.
Los talleres infantiles en la terraza del Kursaal finalizan esta tarde —a las seis, como cada jornada—. Ha resultado una semana exitosa representando diferentes arquitecturas del mundo, desde un iglú a formar parte de una ciudad interactiva como Nueva York o la construcción de una casa del té japonesa. Vista la demanda, y aunque es solo el segundo año en que se celebra el taller, sus organizadores están seguros de que repetirán.
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