Galicia juega al fútbol irlandés
La selección gallega protagoniza el primer partido internacional del juego gaélico
Fue durante un claro atardecer de invierno cuando Ith, hijo de Breogán, divisó la Isla Esmeralda desde una alta torre construida por su padre, ahora conocida como la Torre de Hércules. Desde Brigantium, la nueva ciudad fundada en Gallaecia por el propio Breogán y que hoy responde al topónimo de A Coruña, Ith se lanzó a la invasión de la verde Irlanda, pero acabó asesinado por la población autóctona: los Tuatha Dé Danann. Tuvieron que pasar décadas hasta que Mil, hijo de Ith y nieto de Breogán, se vengase de los verdugos de su padre y lanzase a la conquista de Irlanda a los celtas gaélicos, que esta vez salieron victoriosos.
Así narra el Libro de las Invasiones (Lebor Gabála Érenn en gaélico) la llegada de los primeros celtas a Irlanda provenientes de Galicia. A veces, la historia se repite. Hace dos años un grupo de jóvenes brigantinos emulaban al antepasado Ith y descubrían también desde la Torre de Hércules una parte fundamental de la vieja Irlanda: el fútbol gaélico. Ahora, siglos después del legendario levantamiento del faro, estos chavales aprovechan la sombra del gigante romano para jugar al deporte más seguido de toda Irlanda.
Fillos de Breogán. Así se hacen llamar. El nombre del equipo, el primero en jugar a este deporte en Galicia, hace referencia precisamente al mito fundacional irlandés que conecta los dos finisterres europeos. El fútbol gaélico, cuya práctica se podría resumir como una mezcla de fútbol y rugby, es el deporte más seguido en Irlanda, con las mayores cuotas de pantalla del país, del 34%. Se puede tirar el balón a portería o a palos, para moverlo se combinan los pies con las manos y los pases se hacen con la bota. Es uno de los deportes tradicionales irlandeses federados en la Gaelic Athletic Association (GAA). Este organismo funciona como una cooperativa, que cuenta con más de 80.000 socios en toda Irlanda. A pesar de todo, ningún jugador cobra nada. La mañana siguiente a una final, todos están trabajando. Su gasolina es la pasión deportiva y la importancia cultural e identitaria que estos juegos tienen en toda la isla.
Este deporte combina aspectos del balompié con otros del rugby
Cuando los Fillos de Breogán acudieron a federarse, en la GAA surgió la pregunta que se le podría ocurrir a cualquiera: “¿Quiénes son estos gallegos y por qué quieren jugar a nuestro deporte?”. Hay muchos equipos de fútbol gaélico en la Europa continental, organizados en la European County Board (ECB) —dependiente de la GAA— pero casi todos ellos están formados por irlandeses emigrados. Bretaña, que cuenta con una liga propia, era la excepción. Hasta que aparecieron los Fillos. Todo se gesta cuando su presidente, Wenceslao García Zapata, regresa de sus vacaciones enamorado de este deporte tras presenciar un partido en Croke Park (Dublín), la catedral del fútbol gaélico. Pronto se sumó el que sería entrenador del equipo, Carlos Seco, que ya jugaba con los Nemo Rangers cuando vivía en Irlanda.
La familia creció rápido. Hoy ya suman 45 fillos y fillas, contando con las deportistas del filial femenino y el segundo equipo (Fillas de Breogán y Ártabros de Oleiros, respectivamente). Los objetivos marcados en 2010 se van cumpliendo. Algún que otro equipo está cocinándose por Galicia, ya se jugaron unos 40 partidos hasta ahora y, lo más importante para los deportistas, la Selección Nacional de Fútbol Gaélico de Galicia, como la reconoce oficialmente la GAA, acaba de debutar contra Bretaña. Y como Mil, los gallegos salieron victoriosos. El partido que el pasado 20 de julio organizaron en Narón Siareiros Galegos y la Fundaçom Artábria fue el primero en los 128 años de historia de fútbol gaélico en el que se enfrentaban dos combinados nacionales, lo que sorprendió agradablemente en Irlanda. Solo los países del Benelux habían jugado antes un torneo, pero con selecciones formadas por irlandeses emigrados.
Fillos de Breogán es el único equipo de España formado sin apenas irlandeses
Hay varios equipos de fútbol gaélico en España, pero el único compuesto por jugadores nativos es el gallego, los del resto son irlandeses. Reflexionando sobre este fenómeno, el entrenador Carlos Seco alude sin dudarlo a las conexiones culturales de las naciones celtas. Empieza a hablar de como Murguía y Pondal bebían del Libro de las Invasiones, de los estudios sobre la isla verde publicados por Risco en la revista Nós o incluso de la traducción parcial que Otero Pedrayo hizo del Ulises de James Joyce.
Aunque pueda parecer que nada tiene que ver con darle patadas a un balón, Carlos explica que muchos de los gallegos que empezaron con el deporte celta ya sentían atracción por la cultura irlandesa anteriormente. Y el fútbol gaélico es un pilar de la cultura popular de la isla, hasta el punto de ser prohibido durante varios años por Inglaterra. Los historiadores siguen discutiendo acerca de la propia existencia de la estirpe celta y quizá nunca dejen de hacerlo, pero Galicia e Irlanda tienen un nuevo lazo sanguíneo, el deporte de Breogán.
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