De fiestas con Azcona y Berlanga
Xixona hace doblete en moros y cristianos, porque en verano los heladeros no están
Hace 25 años, un poco antes de estas fechas pero ya en verano, Luis García Berlanga estuvo rodando en Xixona Moros y cristianos, película que cuenta la peripecia madrileña de unos turroneros jijonencos, en su intento por renovarse para promocionar el producto por el que la ciudad alicantina es mundialmente conocida. Es curioso que entre el centenar largo de fiestas de Moros y Cristianos que se celebran a lo largo del año en el País Valenciano, Berlanga y Azcona optaran por los de Xixona para rodar un filme que, además, tiene la particularidad de ser el último que ambos firmaron juntos, tras 30 años de colaboración cuajados de títulos afortunados.
Pistas
Para disfrutar. Xixona celebra sus fiestas patronales de Moros y Cristianos los días 18, 19 y 20 de agosto. Hay pruebas documentales que sitúan su origen a finales del siglo XVIII. Las fiestas han cambiado en distintas ocasiones su calendario. Hasta 1904 se celebraban el primer mes del año, después pasaron a agosto. Uno de los actos más vistosos es el de la entrà, que se celebra el primer día de fiestas y en el que participan 35 bandas de música. Más información en http://www.festesxixona.com.
Para aprender. El Museo del Turrón es una institución privada, perteneciente a la compañía Almendra y Miel, cuya historia se remonta a 1725. Está situado en el Polígono Industrial Ciudad del Turrón. Para visitar la planta de producción o grupos, hay que llamar al 965610712. Ya se puede ver la fabricación del turrón, porque el proceso comienza en agosto.
Para leer. En las antologías de Juan Ramón Jiménez para niños se puede leer el poema Jijoneses en Navidad (sic), donde un jijonenco en la plaza Mayor de Madrid "parece el melancólico que no quisiera vender el turrón ni sus almendras, que está allí con aquello por si el que pasa lo quiere conmiserar; que está aquí en este Madrid frío y solitario cumpliendo un rito de Levante".
Para ampliar. Xixona es ciudad de heladeros, pero el único museo del helado español está en Sant Vicent del Raspeig, a poco más de media hora de Xixona. Es también privado, de la firma Turrones Alacant. Tel. 965 661 454 / 965 668 525.
Podrían haber elegido otros moros y otros pequeños emprendedores valencianos, del textil o del calzado, pero prefirieron los turroneros. Tal vez una clave de la elección esté en la memoria sentimental azucarada de Berlanga, ya que, como declaró a este periódico durante el rodaje, su infancia transcurrió en una pastelería familiar “con mucha tradición en Valencia, Postre Martí”. En un elenco que recoge algunos de los mejores cómicos españoles, Fernando Fernán Gómez es el propietario de Planchadell y Calabuch, “casa fundada en 1896” que en el filme tiene su sede en la antigua fábrica La Jijonenca, ahora inaccesible. En su interior se ve hacer turrón al principio y desde dentro sacan al final el cadáver amortajado con traje festero de Fernán Gómez, escoltado por dos filaes de moros y cristianos. “Eran auténticos festeros de aquí, igual que todos los demás extras, todos de Xixona”, recuerda Mario Carbonell i Cremades, dirigente de la Federació de Sant Bertomeu que organiza las fiestas estivales.
Dos centenares de jijonencos participaron en el rodaje; pero Berlanga no consideraba ésta una película muy valenciana porque el 90% transcurre en Madrid. Sin embargo, es difícil olvidar la entrada de la furgoneta en la capital, con el actor Joan Monleón ataviado de capitán moro sobre el vehículo y dando instrucciones a su oponente: “¡Con el alfanje! ¡Crúzalo como en las fiestas!”. Ni la lógica intervención de la policía municipal y la justificación de “estamos promocionando nuestros turrones”, mientras intentan comprar con unas tabletas a los guardias. O Agustín González empeñado en enseñar el vídeo de moros y cristianos a López Vázquez, experto asesor de imagen, porque “es muy importante para la promoción del turrón” y exclamando ante la aparición de Monleón como el colmo de la admiración: “¡Venían de Alcoi para verle desfilar!”.
Es poco probable que Berlanga se percatara de otra particularidad local: Xixona es un caso insólito en el que hay dos fiestas de Moros y Cristianos: las patronales, que se celebran a mediados de agosto, y las denominadas “de los heladeros”, que se hacen en febrero porque en verano este gremio no puede disfrutar de las celebraciones, ya que es cuando más trabajan por todos los rincones de España. “Son comisiones y filaes totalmente diferentes”, recalca Carbonell, pero Moros y Cristianos, al fin y al cabo.
Tampoco captó Berlanga uno de los actos más representativos de las fiestas, entre serio y jocoso, como es el Juicio Sumarísimo del Moro Traidor, que se celebra el tercer día de fiestas. A Beny Beny Chimeti se le acusa de haberse enamorado “de una cristiana coqueta”. Esta pasión hace no solo que se convierta sino que también revele “un paso escondido que da entrada a la villa”, es decir, secretos militares. Sus antiguos correligionarios no solo lo juzgan por ello, sino que “le imputan todos los males sobrevenidos a Xixona los últimos años”. La tradición, de más de 90 años, procede de la simple deslealtad de un festero miembro de los Grogs, moros, que pasó a desfilar con los Contrabandistes, cristianos.
En las fiestas jijonencas entierran a Beny Beny Chimeti con más solemnidad aún que Berlanga enterró a Planchadell en su película. Con el calor estival de Xixona, uno puede refrescarse en las calles del antiguo barrio árabe, o aguantar la típica banyà de las fiestas. Después de estas dicen que huele definitivamente a miel y almendra.
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