La Habitación Roja estrena su octavo disco en Santiago y Vigo

Inyecciones de energía para elevar los directos, predominio de las guitarras eléctricas, ascensiones y caídas épicas y la melancolía luminosa que es marca de la casa. Son algunos de los ingredientes con los que se dispensa Fue Eléctrico (Mushroom Pillow, 2012), el octavo disco de estudio de los valencianos La Habitación Roja. Al hilo de su publicación, el pasado mes de febrero, la banda, ahora quinteto, inició una extensa gira de presentación que esta semana les trae de regreso a Galicia, con dos fechas en Santiago (Teatro Principal, 24 de mayo) y en Vigo (Sala Mondo, 25 de mayo). Precisamente, paisajes gallegos, en su mayoría de la provincia de Pontevedra y de la comarca de Vigo, protagonizaron uno de los últimos videoclips del grupo, "Volver a casa", una canción inédita que se publicó durante las Navidades pasadas.

Su pieza audiovisual más reciente es la que acompaña al segundo single del disco, "La segunda oportunidad", y se estrenó ayer en las redes sociales. El tema, una suerte de balance vital con luces y sombras y un destello de esperanza como colofón, ejemplifica lo que el cantante y compositor Jorge Martí quiere decir cuando se refiere a su estilo como letrista: "Me importa capturar un determinado momento y trabajar las letras sin estropear la espontaneidad y el coraje de cuando se habla de lo que uno siente y del modo en que lo siente". Versos de alegrías que saben amargas y de tristezas dulcificadas, como las que se evocan en "Ayer" o "Indestructibles", permiten varias lecturas en diferentes planos de interpretación: "Las canciones no solo son de amor o desamor, sino de amistad, rabia y relaciones humanas en general".

Dicen, además, que Fue eléctrico, que debe su nombre a un gag del programa de humor Muchachada Nui, es "el disco que necesitábamos", ahora que se aproximan a los veinte años de carrera. "Veníamos del anterior, que era más tranquilo, y el cuerpo nos pedía energía. En los conciertos tocamos hasta nueve temas del disco nuevo y estamos comprobando que funcionan muy bien y están a la altura de los clásicos". Para Martí, en particular, el proceso creativo resultó "catártico", ya que sucedió en una encrucijada personal muy difícil por la enfermedad de su pareja, con la que reside en Noruega, junto a sus hijas. "Estas canciones surgieron en un momento de crisis que puso en jaque mate la vida forma de entender la vida que tenía antes. La música no cambia las cosas ni espanta los males, pero acompaña y te ayuda a asumir las cosas".