El penúltimo capítulo del serial PA
La dimisión de la secretaria general desvela conspiraciones internas en un partido a la deriva
Pilar no ha sido diferente. La ex secretaria general del Partido Andalucista (PA) que presentó su dimisión el pasado lunes ha acabado engullida por las viejas estructuras de una formación cada vez más irrelevante en la escena política y controlada desde “la mesa camilla” —son los términos empleados por los propios militantes— por el fundador, Alejandro Rojas-Marcos, y un grupo de ex dirigentes históricos.
Independientemente de la valoración que merecen sus aciertos y sus errores, Pilar González Modino, según coinciden varios ex militantes consultados, ha cometido el pecado de creerse que de verdad era secretaria general, que el cargo le daba autoridad y autonomía real para marcar el paso de la política del partido. Los últmos hechos evidencian que el PA se dirige verdaderamente desde la buhardilla de Rojas-Marcos.
En los casi tres años en los que ha estado al frente del PA, a Pilar González se le ha dejado hacer, aunque a regañadientes. A la mesa camilla por ejemplo le disgustaban los pronunciamientos ideológicos de la exsecretaria, que siempre se ha confesado de izquierdas, y le ha reprochado su participación en Paralelo 36, una revista de pensamiento editada por gente vinculada a movimientos izquierdistas y ecologistas.
Pero lo que no se le iba a permitir es que, cara al congreso del verano, abriera un debate interno sin limitaciones sobre el futuro del andalucismo, dando voz incluso a la corriente que propone la refundación del partido. Y para eso ha vuelto a entrar el juego oscuro, las conspiraciones, que tanto daño han hecho al PA.
El desenlace de la etapa González lo empezó a escribir Roja-Marcos de puño y letra el 25 de marzo, día de las elecciones autonómicas en las que nuevamente el PA se quedó fuera del Parlamento y, como ocurrió en las generales, desbancado también como cuarta fuerza de Andalucía por detrás de UPyD.
El PA sigue controlado desde la mesa camilla de Rojas-Marcos
La misma noche electoral, Rojas-Marcos y los exsecretarios generales Miguel Ángel Arredonda, Diego de los Santos, Antonio Ortega y el exalcalde de Sevilla Luis Uruñela enviaron una carta a los militantes en la que consdieraban que hasta la celebración del congreso el partido debía ser dirigido por un triunvirato en el que, además se la secretaria general, estuvieran Fernándo Álvarez-Osorio, que encabezó la lista de Sevilla, e Isabel Barriga, primera teniente de alcalde de Ronda que lideró la lista de Málaga. Se les considera “muy cualificados componedores, especialmente dotados de gran autoridad moral”, para el objetivo de llegar a una lista de consenso.
El rechazo de la ya exsecretaria general a este intervencionismo, ignorando que las decisiones deben tomarla los órganos internos, Rojas-Marcos le contestó cinco días más tarde con una durísima carta, ya solo en primera persona, en la que tachaba a Pilar González de sectaria y le enumeraba una larga lista de reproches, entre ellos prescindir de los históricos, y que hiciera campaña en las municipales en Sevilla, en la que utilizó el lema Pilar es diferente, "sin hacer una sola mención a los 16 años de gobierno andalucista en la ciudad y sin nombrar al PA”. Precisamente en su etapa como alcalde de Sevilla, Rojas-Marcos aupó a Pilar González a sus primeros puestos en la dirección.
La carta del viernes de dolores casi es una sentencia. “Preocúpate por vuestro posible pecado mortal, que lleva irremediablemente al infierno, es decir, a destruir algo grande construido con el sacrificio de tantos y tantos que lo dieron todo por su tierra”, afirmaba. González siempre ha dicho que ella es reponsable “de no sacar al partido de la miseria, pero no de haberlo metido en ella”.
No fue suficiente con que Pilar González convocara el congreso y anunciara el 11 de abril que no aspiraría a la reelección. El 28 de abril se difunden entre los militante unos correos electrónicos con contenidos de unos mensajes intercambiados en un grupo privado de facebook por una corriente andalucista que propone la refundación del PA. Uno de ellos puso una denuncia y el incidente detona la renuncia de González, que considera que se han traspasado los límites tolerables. Ella también pone una denuncia dos días más tarde por violación de su correo electrónico. El documento ofrece los mensajes manipulados, pero internamente se trata de utilizar como prueba de que González promovía la fundación de un nuevo partido a partir de Paralelo 36. . La exsecretaria general niega unas acusaciones que considera ridículas, e insiste en que en el punto actual conviene debatir el futuro sin miedo, y que no tenía posición definida sobre una disolución.
Antes de ayer el presidente de la gestora que dirigirá transitoriamente el PA, Manuel María de Bernardo, insistió en que González pretendía “la voladura controlada del partido” y desveló que la comisión de garantías iba a abrirle un expediente.
“Mientras Alejandro viva, es manifiestamente imposible que nada cambie”, sentencia un excargo andalucista.
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