_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Valderas, con mando en plaza

Comprobará que gobernar es cosa bien distinta a estar en la oposición. Que la radicalidad opositora deberá dejar paso al pragmatismo del gobernante

Albañil, camarero, repartidor de butano, administrativo, jornalero, bodeguero, peluquero, cocinero, gerente de cooperativa… En manos de un hombre con esos antecedentes laborales está la llave del futuro Gobierno andaluz.

Ese hombre es Diego Valderas Sosa. Tiene 59 años, tres hijos y una dilatada carrera política dentro de las filas del Partido Comunista de España (PCE). Unas siglas con las que la derecha más extrema pretende meter miedo a la sociedad andaluza.

Pero aunque Valderas dice que se ha "criado en la calle" y se ha formado en "la universidad de la vida", ha actuado en las últimas semanas como si hubiera hecho un máster en Harward.

La negociación entre el PSOE e IU se ha llevado de manera ejemplar. No ha habido filtraciones, ni zancadillas. Ambos han cedido, sin traspasar las líneas rojas del otro. IU, además, ha cumplido con el mandato de consultar a sus bases. Juntos han alumbrado un acuerdo programático "por Andalucía" que contiene 250 medidas y 28 compromisos legislativos en 75 apretados folios. Ahora, toca gobernar.

¿Cómo lo hará Valderas, el hombre de los mil oficios? Experiencia en política, la tiene.

Arrojado al mercado laboral en 1974, cuando solo contaba 16 años, tras el fallecimiento de sus padres, Valderas se afilió pronto a Comisiones Obreras y al PCE (1978). Al año siguiente, ganó por mayoría absoluta la alcaldía de su pueblo, Bollullos Par del Condado (Huelva), hazaña que repetirá tres veces más.

Tras 15 años de alcalde, en 1986 da el salto a la política regional, como diputado por Huelva. Ha formado parte del Parlamento andaluz desde entonces hasta hoy (seis legislaturas, con la presente), con la excepción de las dos que van del 2000 al 2008.

En esas dos ocasiones, Valderas no logró escaño. Pagó así el desgaste de la alianza de IU con el PP de Javier Arenas en la llamada legislatura de la pinza (1994-96). Fue precisamente ese abrazo con la derecha el que le catapultó a la presidencia del Parlamento andaluz. La caída fue brutal: la coalición por él liderada pasó de 20 a 6 diputados.

Valderas tiene pues experiencia en las consecuencias negativas que para su formación tiene un pacto con la derecha. Como ha dicho estos días, sabe que el agua y el aceite mezclan mal. No cometerá el error de sus correligionarios de Extremadura.

Coordinador General de IU en Andalucía desde el 2000, ha sido candidato a la presidencia de la Junta en las tres últimas convocatorias. Precisamente en la última, Valderas salió del pozo en el que estaba varada IU y duplicó sus diputados. Gracias al voto cabreado del PSOE, que perdió más de 600.000 votantes respecto de las autonómicas de 2008. Unos votos prestados, que convierten a la coalición izquierdista en la clave del nuevo gobierno andaluz.

Valderas debe tener en cuenta que esa fuerza le viene del hastío del votante socialista, tanto o más que de los méritos propios de IU. Comprobará que gobernar es cosa bien distinta a estar en la oposición. Que la radicalidad opositora deberá dejar paso al pragmatismo del gobernante. Sin por ello renunciar a los principios ideológicos básicos de su formación.

El acuerdo con los socialistas contiene los ingredientes necesarios para que ni uno ni otro traicionen esos principios: lucha contra la corrupción, transparencia, empleo, fiscalidad progresiva -"para echarse a temblar", ha dicho el expresidente de la patronal sevillana Antonio Galadi- o la defensa a ultranza de la sanidad y la educación, corazón irrenunciable del Estado del bienestar.

Valderas, y su socio, José Griñán, harán historia si demuestran que esta izquierda es posible y eficaz. Y aquel hombre de los mil oficios, podrá añadir en unos días uno más a su expediente laboral: vicepresidente de la Junta de Andalucía. Con mando en plaza.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_