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Elton y Aris, azote de los criminales

Son dos perros especializados en la detección de restos biológicos y de papel moneda

Vídeo: CRISTÓBAL MANUEL / LUIS ALMODÓVAR
F. Javier Barroso

Cuando los agentes de Policía Judicial de Madrid vieron al pastor belga Elton rastrear una zona de Collado Mediano, no daban crédito. Este perro nervioso y juguetón de la Guardia Civil empezó a corretear por una zona llena de vegetación. Junto a él estaba su guía Juan Manuel Sánchez, que le animaba a seguir con su particular misión. Dio varias vueltas, siguió a su propio criterio, regresó. Y en un momento determinado, se echó al suelo y empezó a señalar con el hocico una piedra. “Sigue, pequeño, sigue” le decía su cuidador. Y el animal no dejaba de mover el rabo rápidamente y de señalar el pequeño pedrusco.

Cuando se acercaron los técnicos del laboratorio de Criminalística, se quedaron anonadados. Elton había marcado bajo una piedra y disuelto entre el húmedo musgo unos restos de sangre que pertenecían a una chica de 17 años que fue asesinada por un conocido a principios del pasado diciembre. “El lugar era muy difícil de encontrar y, sobre todo, había llovido y la muestra ya no era tan llamativa, pero el perro la encontró”, subraya el guía.

Como este son muchos los casos que se acumulan en la hoja de servicio de Elton. “Para el animal es un juego. Le hemos entrenado para que detecte todo tipo de fluido y resto biológico de personas, desde sudor y sangre a personas que estén ya fallecidas. Cuando lo encuentra, le damos su premio, que es un rodillo de tela”, explica el guardia civil Sánchez.

Falsos estornudos

Ver trabajar a Elton resulta curioso. Nada más llegar al lugar, su cuidador le tranquiliza, le soba un poco el lomo y le tapa los ojos. Después le incita a que busque. El perro se mueve por la habitación o por el descampado con total soltura. Cada poco tiempo parece como si estornudara. Nada más lejos de la realidad. En concreto, Elton limpia sus fosas nasales para hacer comprobaciones más precisas y no pasar por alto rastros que permitan localizar a víctimas o a vestigios para desenmarañar un crimen.

Otro caso famoso en el que intervino fue la llamada Operación Puzzle. Esta se abrió por parte del equipo de Homicidios de la Guardia Civil a raíz del hallazgo de un cadáver descuartizado en el monte de La Marañosa. Se trataba de un ajuste de cuentas. Cuando los investigadores descubrieron a los supuestos autores, llevaron a Elton. El perro entró en la casa y comenzó su juego. Al poco se tiró junto a un armario y empezó a pegarle con el morro. Debajo del mueble había una gota de sangre seca. Llevaba allí más de cuatro años. Y pertenecía al hombre descuartizado.

“Lo que sucede es que hay que entrenarle mucho porque el instinto natural de los perros es a lamer los restos que encuentran. Si realmente lo hicieran anularían las pruebas que hallaran. “Hay que tener mucha paciencia para cambiar su forma natural de actuar. Le adiestramos para que busque sobre todo en los lugares que son muy difíciles de limpiar, como enchufes, jambas de ventanas o marcos de las puertas”, añade el guardia civil.

Elton ha trabajado por toda España. Al ser uno de los tres perros especializados en restos biológicos, son frecuentes sus viajes a lugares concretos. En Madrid es reconocido por sus jefes. Ha participado por ejemplo en la búsqueda de María Piedad García Revuelta, una vecina de Boadilla del Monte que desapareció el 12 de diciembre de 2010 tras estar en una fiesta con sus compañeros de trabajo.

Cauce del río

El perro ha buscado en los cauces del río Guadarrama y en un bosque de Fuenlabrada sin éxito ninguno. También ha participado en la recuperación de restos de una explosión en Hoyo de Manzanares en el que murieron cinco militares durante unas prácticas.

Si Elton se caracteriza por su nervio, un compañero suyo de fatigas, Aris, resulta llamativo por su planta. Este pastor alemán de pelo largo llega tranquilo junto a su guía Javier Gutiérrez, que lleva siete años en el Servicio Cinológico de la Guardia Civil. Su perro no ha resuelto ningún crimen, pero sí se ha convertido en la pesadilla de más de un delincuente. Lo han entrenado para detectar papel moneda, en concreto euros. Desarrolla su trabajo en cualquier lugar donde se pueda traficar u ocultar dinero. Esto incluye desde aduanas a registros domiciliarios de narcotraficantes.

“Es necesario que haya una determinada cantidad de dinero para que el perro la detecte. Su olfato percibe sobre todo la tinta. Si una persona lleva pocos billetes, es fácil que no lo descubramos”, comenta el guía. El perro se entrena con billetes triturados que cede el Banco de España para la formación. En este caso, Aris tiene escondida en una llamativa bolsa con restos de papel moneda de 20 euros que en su día estuvieron en circulación.

El perro, al contrario que su compañero, se muestra muy activo y no deja de arañar y de marcar con sus zarpas el objeto que esconde el dinero. Su trabajo resulta muy útil, ya que está prohibido sacar más de 12.000 euros en efectivo por las fronteras sin declarar a la Agencia Tributaria.

“También solemos acudir a registros de pisos y de naves para que el perro busque en los lugares más insospechados”, añade el guardia civil. Estos pueden ser desde cajones hasta zulos fabricados ex profeso para ocultar el beneficio de sus ilícitas actividades. A veces incluso le ha tocado rastrear barcos. “Puede que no sean operaciones tan llamativas como otros perros [drogas, tabaco,...] pero son muy eficaces para evitar la evasión fiscal y que el euro salga de forma ilegal”, añade el agente, mientras juega con el rodillo que le acaba de dar a Aris.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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