Récord de público en el festival Temporada Alta de Girona

“Ha sido un magnífico final de etapa”, resumía esta mañana Salvador Sunyer, director del festival Temporada Alta. “Magnífico” porque a la edición de este año -organizado por los ayuntamientos de Girona y Salt, la Generalitat, la Diputación de Girona y Bitò Produccions- han acudido más espectadores que nunca: 61.000 personas han visto alguna de las 181 funciones presentadas. “Final de etapa” porque Temporada Alta, uno de los festivales de teatro más importantes de Cataluña, se enfrenta a una caída del 25% de su presupuesto, que este año ha alcanzado los 2.600.000 euros, debido a su dependencia de un programa europeo de ayudas (Interreg) que toca a su fin tras desembolsar cuatro millones de euros entre años.

“Son unos números espectaculares y nunca más los repetiremos”, dijo Sunyer. La ocupación del festival, que se ha celebrado del 30 de septiembre al 11 de diciembre pasados, se ha situado entorno al 93%, la cifra más alta de los últimos años. La organización se vio obligada a prolongar la programación añadiendo 16 funciones por la demanda del público. Incluso los experimentos más arriesgados, como los combates de dramaturgia, rebosaron de público. El festival ha sido capaz de combinar las producciones locales –Havanera, Estimat Comadira– con la presencia de grandes compañías extranjeras: la compañía británica Edward Hall y los Propeller con Enrique V de Sheakspeare o Daniel Veronese con Los hijos se han dormido, su versión de La Gaviota de Chéjov.

El festival, junto con el centro de Artes Escénicas de Salt/Girona El Canal, se había fijado varios objetivos. En primer lugar, funcionar como aglutinador de la escena dramática catalana y convertir a Salt y Girona en una capital de la misma, produciendo también espectáculos de autores autóctonos. Por otro lado, ayudar a la internacionalización de la escena local, bien a través de coproducciones con importantes compañías extranjeras como gracias a proyectos compartidos entre artistas catalanes y foráneos.

El puntal de este trabajo ha sido el proyecto Escena Catalana Transfronterera, realizado junto con el Théâtre de l´Archipel de Perpiñán gracias a los fondos europeos: más de 500.000 euros este año. Pero este dinero ya no volverá a entrar en caja y a Temporada Alta no le queda más remedio que “redimensionarse”, en palabras de Jordi Cabré, director general de promoción y cooperación cultural de la Generalitat. “Tendremos que hacer menos espectáculos el año próximo”, admitió Sunyer. El director del festival, sin embargo, se mostró poco preocupado por el futuro inmediato. Tiene la vista fijada en un horizonte de “cinco o seis años”.

“En España hay un proceso de desertización escénica”, ilustró el director de Temporada Alta y cabeza de Bitò Produccions, la empresa organizadora del festival. “En Cataluña es una larga sequía”. Sunyer cree que la reconversión del festival pasa por diseñar un plan estratégico que convierta Girona y Salt en la “ciudad del teatro de Europa”. La idea es crear un centro escénico internacional “de primerísimo nivel” que trabaje a fondo con salas y entidades de toda Cataluña, como la Sala Beckett de Barcelona o El Grec. El resultado sería un “cluster económico de artes escénicas”.

Sunyer ha preparado un borrador del proyecto que ya ha entregado a la Generalitat y a las administraciones locales. La Generalitat, por su parte, trabaja en un plan para crear una unidad jurídica que aglutine intereses públicos y privados y permita obtener financiación y mantener en un futuro la calidad del festival.