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Reportaje:SI LOS EDIFICIOS HABLASEN...

Cazadores de la estación fantasma

La cabecera abandonada de Príncipe Pío seduce a fotógrafos y cineastas

Rubén Morales hace retratos humanos en los que no sale gente sino edificios viejos. "Intento transmitir lo que ya no está", dice este fotógrafo autor de la serie El cazador del silencio, en la que ha capturado el vacío de medio centenar de inmuebles abandonados. Entre sus favoritos: la cabecera de la Estación del Norte. "Bajo la soledad de sus techos altísimos es muy fácil imaginar el trasiego de aquellos viajeros antiguos con sus maletas de cuero sin rueditas", afirma frente al reloj de la estación, parado desde hace décadas a las 12 en punto.

La cabecera fue añadida al edificio del XIX en 1926 para servir como vestíbulo de salidas. En los años setenta, Chamartín le quitó protagonismo y el olvidado lobby acabó como hogar de vagabundos y toxicómanos. Cuando su edificio hermano (el vestíbulo de llegadas) se convirtió en la actual estación de cercanías de Príncipe Pío, centro comercial incluido, la cabecera perdió el tren de la reforma.

Se ha hablado mucho del futuro de los 6.800 metros del Edificio Cabecera, que incluye el vestíbulo histórico y dos torreones con cúpula. Durante años se insistió en que iba a ser un gran teatro, pero todo acabó en un lío de tribunales entre la SGAE, Antonio Banderas, Riofisa (la empresa que gestiona el resto de Príncipe Pío) y una compañía de musicales extranjera. Al final, Adif (el dueño de las estaciones y las vías de tren en España) recuperó la gestión de su edificio en 2009 y desde entonces usa su entrada como aparcamiento de empleados. Adif "ha iniciado estudios técnicos para evaluar la situación [...], ver el estado en el que se encuentran las distintas estancias e instalaciones y analizar las posibilidades que ofrece", informa la empresa en un mail en el que también deniegan el permiso para visitar el edificio a este periódico, ya que ello "requiere de una importante logística y empleo de medios humanos relacionados con la organización, la vigilancia, la seguridad...".

La cabecera solo se abre "en ocasiones realmente excepcionales". A Rubén Morales le pidieron 500 euros la hora (aunque acabó pagando 100 por pasar el día tirando fotos). Álex de la Iglesia también pudo rodar en el inmueble abandonado parte de su película Balada triste de trompeta, con la que acaba de ganar en Venecia el premio a mejor director y guionista. No hubo que hacer mucho para transformarlo en un escenario perfecto de la Guerra Civil.

Quien no pagó por entrar fue Juan de la Cruz, autor de www.abandonalia.com, un blog de exploradores urbanos. Esta creciente afición consiste en quedar por Internet para colarse en lugares abandonados y tomar fotos que documenten su olvido. Hay reglas tácitas: no entrar por la fuerza ni romper nada durante la aventura. "Tampoco publicitamos la dirección exacta de las localizaciones", dice De la Cruz, "para no ponérselo fácil a los grafiteros, los del paintball o los de las raves". Esto no se aplica en Príncipe Pío, todo el mundo sabe dónde está, y, por mucha seguridad, hay graffitis hasta en lo alto de una cúpula.

Incluso quienes disfrutan capturando los fantasmas de la Estación del Norte (sus taquillas polvorientas, sus ascensores varados) lamentan que siga abandonada. "Da mucha pena cuando tiene tanta arquitectura y tanta solera", dice De la Cruz sobre este inmueble declarado Bien de Interés Cultural que mezcla el historicismo clasicista de su fachada con la modernidad de hierro y cristal de su techo y los detalles art déco y neobarrocos en su decoración. Pero lo más inquietante, según quienes han entrado, es el contraste entre el silencio y la soledad de la parte abandonada con el bullicio que llega del otro lado.

"Mis fotos son tristes porque estos lugares abandonados reflejan lo prescindibles que somos cuando ya no resultamos útiles o rentables", dice Morales (www.rubenmorales.es), que expone sus silencios cazados del 23 al 26 de septiembre en Matadero (www.entrefotos.net). Sus imagenes del Edificio Cabecera están tomadas con una Rolleiflex de 1954 y reveladas artesanalmente en papel de gelatinobromuro de plata. "Siento nostalgia por las cosas que no he vivido", dice, y a sus espaldas el reloj de la Estación del Norte sigue sin darle la hora.

Las taquillas de Estación del Norte forman parte de la serie <i>El cazador de silencio</i>.
Las taquillas de Estación del Norte forman parte de la serie El cazador de silencio.RUBÉN MORALES

Cabecera de la Estación del Norte

- Autores. Martínez Díez, Fungairiño y Muguruza.

- Construcción. 1926- 1933 .

- Estilo. Ecléctico.

- Ubicación. Principe Pío.

- Función original. Estación de tren, actualmente sin uso.

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