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Los precios se disparan y la economía sufre en Venezuela ante la presión de Trump: “La gente vive al día, hay mucho nerviosismo”

El desasosiego se extiende entre la población por la perspectiva de un agravamiento de la crisis con Estados Unidos

Precios Venezuela

“Todo está muy difícil, hay mucha incertidumbre”, dice el taxista venezolano José Luis Ledezma, que trabaja en Caracas. Ledezma padece el desplome de las carreras al aeropuerto de Maiquetía, su recorrido más habitual. “Hacía seis viajes diarios al aeropuerto. Ahora, si hago tres a la semana es mucho”, ejemplifica. “Trabajo con público de todas las edades, desde gente adinerada hasta personas muy humildes. Veo nerviosismo. Escucho historias de familias en el extranjero que están mandando remesas a gente que no tiene nada acá en caso de que venga una situación extrema. La mayoría de la gente vive al día, resolviendo el día. Yo trabajo 24 horas diarias; al terminar con la línea, en las noches, sigo trabajando por mi cuenta para conseguir más dinero”.

La crisis abierta con Estados Unidos acogota en su día a día a la población venezolana. Condicionada, en buena parte, por la incertidumbre política, la moneda pierde valor de forma acelerada. La brecha entre el tipo de cambio oficial (270 bolívares por dólar) y el paralelo (480) ya es del 70%. El bolívar se ha devaluado un 80% en 2025. La palabra “inflación” no existe en el vocabulario chavista, pero el Observatorio Venezolano de Finanzas —una oficina coordinada por un grupo de economistas de la oposición— calcula que el IPC alcanzará el 590% interanual cuando termine el año. “Todo el mundo se pregunta qué va a pasar, cómo será enero”, resume una farmacéutica de la capital.

Apalancado en una recuperación parcial de la producción petrolera, y en un entorno que ahora es más permisivo con el sector privado, la economía de Venezuela crecerá más de cinco puntos en 2025, un porcentaje por encima del esperado por los analistas. Sin embargo, el desajuste cambiario, el aumento de los precios y la tensión con Estados Unidos agitan el fantasma de la hiperinflación, como ya sucedió en 2018. Para 2026, si no hay cambios, el panorama se presenta, de nuevo, oscuro: con un crecimiento apenas existente, cercano a cero.

En las calles, por encima incluso de las tensiones con Washington o la posibilidad de una invasión del país, la verdadera preocupación de la gente es conseguir dinero para atender sus necesidades. El salario mínimo en Venezuela es de apenas un dólar por mes. El crecimiento estos años, posteriores al derrumbe de su aparato económico, ha sido asimétrico, muy insuficiente, concentrado en determinadas actividades, estratos sociales y sectores productivos.

El gobierno de Nicolás Maduro intenta paliar la indefensión de los bolsillos con un subsidio al que ha llamado “bono de guerra económica”, equivalente a 120 dólares mensuales. Este pago, junto a otros con montos más bajos del denominado Sistema Patria —llamados “hogares de la patria”, “economía familiar” o “beca universitaria”— complementa el precario ingreso del trabajador venezolano. Hace mucho tiempo, varios años, que no se decreta un aumento salarial nacional.

Personas compran comida en un mercado en Caracas, Venezuela el 19 de Diciembre de 2025.

El bloqueo naval y petrolero anunciado por Donald Trump contra Venezuela puede, en el corto plazo, producir nuevos trastornos en el acceso al combustible en el país. Ya comienza a sentirse el nerviosismo en las estaciones de servicio. Luis Oliveros, economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Metropolitana, estima que Venezuela puede ver caer su ingreso petrolero actual en un 60% si la Casa Blanca cumple con el bloqueo de la entrada y salida de cargueros venezolanos.

“Ahora hay 11 grandes cargueros de petróleo venezolano detenidos en el mar”, explica José Guerra, economista, académico y exdiputado. “Equivalen a 11 millones de barriles de petróleo. No hay capacidad de almacenamiento para tanta cantidad de crudo, que además es creciente. Pero paralizar la producción, o apenas bajarla, es una decisión difícil, costosa, que tiende a secar los pozos petroleros. Los pozos petroleros tienen que estar activos, generando”, remarca Guerra, quien añade que Petróleos de Venezuela necesita algunos componentes específicos importados para fabricar su gasolina (algo que antes no sucedía en Venezuela).

“Poca gente hace compras de largo plazo; si acaso, bimestrales. En el mercado local domina la incertidumbre como algo permanente. Todo el mundo quiere esperar. Este año no estuvo tan mal, pero del próximo nadie sabe nada. Mucha gente, muchas empresas, están esperando a enero, a febrero, para decidirse a invertir”, coincide María Alejandra (nombre falso), una gerente de publicidad en Caracas.

Personas compran comida en un mercado en Caracas, Venezuela el 19 de Diciembre de 2025.

“Las ventas... Regulares, flojas. Todos los días se vende un poco pero no hay ningún día especial, no hay nada nuevo los viernes, como era antes, no se vende nada el fin de semana”, relata Regino Valladares. Trabaja como dependiente en una bodega en la urbanización las Delicias de Sabana Grande, y vive en los Valles del Tuy, un espacio geográfico que agrupa a varios pueblos-dormitorio muy humildes en las afueras de Caracas. El abasto donde trabaja Valladares tiene que hacer ajustes de precios casi a diario, y está obligado a vender sus productos al dólar oficial, pese a que en ocasiones tiene que comprarlos al tipo de cambio libre.

“Las ventas han mejorado un poco en diciembre. Habían caído bastante antes del regreso a las clases”, dice Belkis Hernández, que administra una farmacia en la urbanización La Campiña. El farmacéutico es uno de los pocos sectores que ha evidenciado cierto crecimiento y vigor estos años. “Todo el mundo se pregunta qué va a pasar, cómo será enero. Yo siento que es la pregunta que tiene todo el mundo en la boca”, dice.

“Se aproxima un período de volatilidad cambiaria y menos divisas”, afirma el economista Luis Oliveros. “El porcentaje de la flota de barcos que usa Venezuela sancionados por los Estados Unidos es grande, del 30%. El 60% del petróleo local sale por ahí. El déficit fiscal, que ya es muy alto, puede seguir aumentando. Los efectos de un bloqueo petrolero van a ser muy fuertes, se van a sentir pronto si todo sigue como va, y la gente todavía no lo tiene claro”.

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