Cuba se prepara para el huracán ‘Melissa’, el más potente registrado este año: “Tengo mucho miedo”
Se espera que el ciclón, de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, avance hacia el oriente cubano tras impactar Jamaica

Los habitantes del oriente de Cuba están con el corazón en un puño ante la inminente llegada del potente huracán Melissa a las costas cubanas. Tras tocar tierra en la mañana de este martes en Jamaica con vientos sostenidos de más de 280 kilómetros por hora, está previsto que el ciclón, el más potente de la temporada en el Atlántico de este año y que ha sido definido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como “la tormenta del siglo”, seguirá su avance hacia territorio cubano entre la noche del martes y la mañana del miércoles.
La Defensa Civil del país caribeño declaró en la mañana del lunes el estado de alarma ciclónica para las provincias Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Granma, Las Tunas y Camagüey. En un país acostumbrado al paso de tormentas y huracanes, alrededor de 650.000 personas habían sido evacuadas de sus hogares y realojadas en centros reacondicionados o viviendas de vecinos y familiares en la noche del lunes.
Desde los medios oficiales cubanos no han disimulado la gravedad del asunto y han hecho énfasis en el elevado riesgo que supone el impacto de un huracán categoría 5 para todo el territorio nacional. En una intervención en el espacio televisivo oficialista Mesa Redonda, la directora adjunta del Instituto de Meteorología, Yinelys Bermúdez, fue categórica al calificar a Melissa “un peligro significativo” para el país.
El ministerio de Educación cubano interrumpió el curso escolar en las provincias que serán directamente afectadas por el huracán y quedaron suspendidos todos los servicios de transporte desde y hacia el Oriente.
El doctor José Rubiera, especialista en huracanes del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba y vicepresidente del Comité de Huracanes de la OMM para la región, tachó al fenómeno atmosférico de “monstruoso” en su canal de YouTube.
En provincias como Santiago de Cuba, por donde se espera que transite el ojo de Melissa, este lunes se sentía el temor de revivir la experiencia traumática que representó Sandy en 2012, un huracán categoría 3 que destrozó la ciudad, como recuerda Amanda Meléndez, una joven estomatóloga de 24 años.
“La ciudad quedó hecha mierda y la gente está asustada porque el recuerdo de Sandy sigue vivo”, apunta Meléndez, vía WhatsApp, desde su casa en el centro de la ciudad de Santiago de Cuba, donde vive con su madre y su hija de 5 años. “Aún hay personas que no han recibido el subsidio para obtener materiales de construcción y rehacer sus viviendas afectadas por aquel huracán. A eso súmale, toda la crisis que estamos viviendo: se ha unido todo y, encima, este ciclón. No sé cómo vamos a quedar después de esto”.
Para colmo, señala Meléndez, hace dos meses que no entraba agua a los tanques y cisternas de la ciudad. “Todavía no tocaba que la pusieran, pero tuvieron que hacerlo porque la gente empezó a quejarse: si venía el viento fuerte y no hay agua en los tanques, iban a salir volando. Tuvieron que poner el agua, pero no está llegando limpia porque con las fuertes lluvias de septiembre, todas las presas se desbordaron y el agua es puro fango”, explica.
Como ella, muchos habitantes de Santiago se afanaban el lunes para proteger sus bienes o marcharse a un centro de evacuación donde resguardarse. Según relatan los vecinos, muchos de ellos han pasado el día encaramados en los tejados, recogiendo antenas, asegurando los tanques de agua, clavando maderas en los ventanales, o asegurando las tejas con sacos de arena.
Karina González, de 25 años, una antigua profesora de inglés que hace unos años se pasó a trabajar al sector privado, vive en el poblado El Caney, a unos 30 minutos del centro de Santiago. “Esto viene fuerte”, asegura González, quien, pese al temor por el ciclón, destaca la solidaridad que ha brotado entre los vecinos, que se ayudan los unos a los otros para asegurar sus casas de la mejor manera que pueden.
Melissa llegará a una ciudad que, según cuenta González, está atravesando “una crisis de salubridad terrible. Yo me acabo de recuperar del chikungunya y mi familia ha pasado los síntomas de distintos virus; la falta de alimentos provoca angustia”, comenta la joven, mientras muestra unas imágenes donde puede verse a una multitud en una calle de Santiago de Cuba este lunes saqueando un camión que transportaba cajas con paquetes de picadillo.
Por otro lado, persiste la preocupación por el servicio eléctrico. “Ahora tenemos corriente, porque la Unión Eléctrica tuvo el detalle de priorizarnos con el servicio, antes del paso del huracán a las provincias orientales. Acá los apagones suelen ser de 12 horas, alternadas con 3 horas de electricidad. A veces, no cumplen el programa y podemos estar más de 12 horas sin corriente. Con todo esto a cuestas, es normal que Melissa nos coja desanimados, porque no todo el mundo tiene el dinero, ni el dólar para resistir, para volver a levantarse. A muchos, Melissa los sorprenderá sin nada en su refrigerador”, explica.
Pese al temor por la situación, la joven trata mantener la calma para no demostrar sus nervios a sus abuelos, a su madre “y así estar serena para lo que se viene”. “Ahora el pueblo santiaguero está mejor preparado que cuando vino Sandy, pero existe el miedo y la incertidumbre”, asegura.
“Yo me siento desesperanzada y preocupada”, dice por su parte Amanda Meléndez. “Tengo miedo porque no sé la magnitud del desastre que nos espera, ni sé cómo el Gobierno lo pueda manejar, para que todas las personas puedan recibir la atención necesaria. Quedará mucha gente en una situación más jodida”.
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